Clases en la Hofmann, Curiosities, Pensamientos, conceptos, iniciativas, Recipes

REFLEXIONES DE SOBREMESA

Jose, Gemma, Roberto, Patrícia, yo y Mauricio

Antes de irme a Croacia le pedí a todos los alumnos su email para estar conectados ante cualquier duda culinaria, imprevisto o iniciativa. Envié un mail agrupándolos a todos bajo el título “El mejor grupo de cocina de la Hofmann”. Me fui de viaje, y a la vuelta, tenía un mail de Jose, un alumno con el que no había tenido la oportunidad de intimar mucho, en el que nos invitaba a todos a su casa en Sitges a cenar como despedida de verano. Sus palabras de generosidad me emocionaron. No sólo nos motivaba con “mi casa está a 10 metros de la playa” sinó que además decía “yo me ocupo de todo, os cocino y así practico”. Y no sólo eso, sino que al final del mail, un párrafo en el que me decía a mí particularmente dos cosas: que me encantaría ver su colección de libros de cocina (no le caben en la casa) y que Alex estaba invitado y que le haría un menú sin gluten.

La cena iba a darse el día que leí el email, y le contesté entusiasmada y agradecida, pero me contestó que apenas había habido quorum, así que desgraciadamente se canceló. Con esta introducción, sólo puedo decir que a veces, la comida es lo de menos. Con gente así a tu alrededor, la compañía es lo único que cuenta. Espero de verdad que tengamos oportunidad de conocermos fuera de las clases y que la cocina sea la excusa, pero no el todo.

Ayer fué nuestro último día de clase antes de las vacaciones de verano, y tras ponernos un poco de miedo en el cuerpo por el examen que se nos hará (teórico y práctico) en septiembre, debo admitir que en general se va apoderando de mí la confianza y la tranquilidad tras los fogones (o almenos eso creo). Tras haberlo pasado francamente mal las primeras clases a causa de mi gran desconocimiento en torno a la cocina, ahora voy encaminándome. No puedo decir que vaya encaminada, pero empiezo a entender lo que hacemos y el porqué de las cosas y sus procesos. Durante este tiempo, y para mí lo más sorprendente, es que he limpiado pescado y carne. He descamado, cortado huesos, comprendido donde está el solomillo, la ventresca, la kokocha, las clavículas, el coral, la espina dorsal… Parece muy básico, pero dadas mis circunstancias, lo más parecido a esto era comprar pechugas de pollo limpias, y esa era mi más estrecha relación con un animal a la hora de cocinar. Debo reconocer que aunque no me gusta mucho descuartizar a un animal, me da mucha curiosidad y disfruto comprendiendo su anatomía. La gastronomía es inabarcable, apasionante y requiere conocimiento exhaustivo en muchos ámbitos que no necesariamente están tras los fogones.

Al terminar la clase Lluís Rovira y los alumnos, fuimos a comer a la Plaza de las Ollas a un restaurante de un exalumno al que le dijimos en broma que se lo debía todo a Lluís y alguien apuntó “No, se lo debe todo a él mismo”. Nos sentamos los 12 y Lluís de cap de taula de espaldas el bullicio. Nos confesó que en sus años mozos de aprendiz, nunca jamás se hubiera colocado así. Antes se hubiera puesto en una posición con vistas al ajetreo del restaurante para controlar toda la coreografía que ocurría a su alrededor. Empezaron a desfilar cañas, tapas, excitación, preguntas y risas. Y tras algunas bajas, nos quedamos unos pocos haciendo la sobremesa. Unos limoncellos y unas botellas de cava más tarde, empezamos a arreglar el mundo.

Como bien dijo Lluís “Hoy la comida es lo de menos”. Buenas vacaciones a todos, nos vemos en septiembre.