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¡HOLA!

Feliz vecina admiradora
Feliz vecina admiradora

Hace unos días que noto que estoy desmotivándome. Y no por falta de información y aprendizaje en las clases, porqué realmente todo lo que tengo que aprender de cocina es infinito, sinó porqué noto que nos están machacando con una base muy sólida de técnica culinaria, no necesariamente reñida con un plato apetitoso, pero a mí se me está haciendo un poco pesado debido a que todo es muy teórico. Necesito un parón y que me enseñen algo simple, original, fresco y donde pueda aportar algo de instinto y creatividad. Entre el sopor matutino, el calor de los fogones, la desmotivación de algunos platos demasiado complejos o laboriosos y el “blue in the face” de un día gris que nos anuncia la llegada del frío, miro por la ventana de nuestra clase de cocina en pleno Barrio Gótico (en una calle de dos metros de ancho) y encuentro desasosiego en una mujer de unos 150 años, que canta y baila y me grita a mí: “Eres una cachondaaaaa”.

Abre y cierra los porticones de su casa sin parar, y mientras hace esto, se la oye cantar y comunicarse alegremente con nosotros. O bien los techos son altísimos o esta señora es muy pequeña, pero la cuestión es que es nuestra feliz compañera de clases, y si tienes uno de esos días, pues sólo tienes que mirar por la ventana y buscarla.