Café Sant’Eustachio. Piazza Sant’Eustachio 82, 00186 Roma. www.santeustachioilcaffe.it
En el corazón de Roma, en una pequeña plazoleta a escasos metros del Panteón, encontramos este pequeño y mítico café que sirve los mejores cafés del mundo (eso dicen los que saben de café). Descubrí de la mano de un romano, este pequeño rincón hacía 12 años, y el fin de semana llevé a Alex. Lo encontré a la primera, pues no me podía olvidar de esta placita con una basílica que en vez de una cruz en la cima de su cúpula, tiene un ciervo blanco con una cruz entre los cuernos. Hacía un calor que nos estábamos derritiendo y por casualidad encontramos una de las 6 mesitas que se encuentran en su exterior, libre. Nos sentamos y le pedimos a un amabiliísmo camarero un shakeratto, un café espresso servido en un vaso con hielo picado. Alex no lo había probado nunca (yo sí en mi adorado Non Solo Pizza) y le encantó. El Café Sant’Eustachio lleva abierto desde 1948, sirviendo una selección de los mejores cafés del mundo y también, en su interior, haciendo su propia torrefacción. En el interior encontramos un local de no muy grandes dimensiones para tomar café en las barras que encontramos a cada lado. También venden merchandising, tazas, trufas de café, café molido, en grano, caramelos, granos de café bañados en chocolate, barras de chocolate, licor de café, vajilla y hasta cafeteras y los míticos caramelos Leone. Desde 1999, los hermanos Ricci se han hecho cargo del negocio manteniendo intacta su tradición y sirviendo su receta legendaria: la mezcla de café perfecta. Encuentras turistas ávidos por sentarse en una de sus mesas a dejarse enamorar tanto por el café como por el entorno, como fiel clientela romana que se toma uno de pie en la barra rápido y sigue con el curso de su día. En cualquier caso, ambos perfiles disfrutarán de las maravillas de este legendario local mientras degustan, por ejemplo, un cappuccino por 1,20 €.