¿Y a quién no le gusta saborear una infusión hecha en casa con productos naturales? A mí es una de las cosas que más me divierte. Mezclar hierbas e infusionarlas. Dejé el café hace más de 10 años y me pasé al té precisamente por el ritual que conlleva tomárselo. El café significa deprisa, con la finalidada de despertarse de golpe, y el té es una ceremonia, significa despacio y saborear tranquilamente. Pero cada opción tiene su ocasión, está claro.
Esta infusión, que no lleva teína, y me la sirvieron al final del menú degustación del Celler de can Roca (le hago una reverencia desde aquí) y desde entonces la he adoptado y la hago habitualmente. Es muy fácil de hacer. Por cada taza, dos ralladuras de piel de limón y dos hojas de laurel fresco. Se deja infusionar y a disfrutar. Buen provecho.