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LA FLAUTA (Y EL INOLVIDABLE REMENA)

La Flauta. Balmes 164, Barcelona. Telf 93 415 51 86

Remena
Remena

Hace 30 años que existe La Flauta y su maravilloso bocadillo “remena”. Yo hace aproximadamente unos 15 años que lo descubrí y desde entonces, si me preguntas qué antojo tengo, te repetiré una y otra vez que quisiera tomarme tantos bocados de “remena” de La Flauta como mi cuerpo aguante. Hace más de una década, cuando tenía invitados en casa, pedía un surtido de flautas (curiosamente es una palabra registrada por La Flauta) cortados en 4 trozos. Para que los invitados tuvieran donde escoger, variaba las flautas dispuestas sobre una bandeja en las que podías encontrar jamón de jabugo, bacon y queso, solomillo, brie y, cómo no, “remenas”, pero en este caso, dado el paladar de mis amigos sumado a mi ovación un tanto exagerada, había el triple de ración que el resto.

Tras el concierto de mi amigo Nacho Umbert el 14 de diciembre en el City Hall, fuimos Alex y yo a cenar mano a mano a la barra de La Flauta. El servicio es eficiente y los jefes de sala amables y profesionales. Es un lugar grande, con capacidad para muchísima gente en el comedor que se encuentra en el interior, muy febril y sirven siempre con mucha rapidez. Es una garantía para comer rápido y bien. Cómo no, cayeron no una, sinó dos “remenas” por mi parte, y como no se puede evitar, acabé con las manos todas sucísimas y tuve que chuparme los dedos uno por uno, degustando los últimos resquicios deliciosos de mi bocadillo. Es algo asquerosamente delicioso de comer. Le pregunté al dueño, al que conozco mucho tras tantos años de ir a buscar cena para los que trabajabamos hasta tarde en Tandem DDB (está a una manzana) sobre el acertado producto, y sin muchos más datos, me dijo que se llamaba así porqué se remenan todos los ingredientes: lechuga, jamón y mayonesa. Así de sencillo. Que antes hacían ellos la mayonesa, pero ahora sanidad ya no se lo permite. MUY IMPORTANTE: por sencillo que parezca, no probéis hacerlo en casa, porqué no os saldrá igual y sentiréis una profunda decepción. En gran parte porque otro de sus secretos es el pan, que para mi gusto ha bajado muchísimo de calidad, pero es normal que tras servir 40.000 flautas al día, sea imposible controlar la calidad de éste. El proceso y la demanda han hecho disminuir su excelencia, pero sigue siendo algo muy apetecible y os recomiendo que lo probéis si no lo habeís hecho ya. Desde aquí, mi pequeña y humilde oda al “remena”, que espero que me acompañe muchos más años más en mi vida.