Restaurantes de Barcelona, Restaurants

ELS 3 PORQUETS

Els 3 porquets. Rambla del Poblenou 165. 08018 Barcelona. T 93 300 87 50. Precio medio 40 euros. www.elstresporquets.es

Xavier Jovells y Marc Cuenca en la barra con sus 425 gr de trufa negra
Xavier Jovells y Marc Cuenca en la barra con sus 425 gr de trufa negra

Hace meses que tenía que haber ido por recomendación de un amigo y hoy me arrepiento mucho de no haber acudido antes, ya que estoy de bastante, bastante de buen humor. Descubrir sitios nuevos en tu ciudad en los que te levantas planificando ya la siguiente visita, hacen muchísima ilusión y me hacen sentir muy orgullosa. La cocina es de mercado tradicional, sin muchas florituras, pero sí cuenta con su baza más favorable: la calidad de sus productos. La excelente calidad de éstos a un precio más que razonable y una extensa y muy cuidada carta de vinos (presentada en un Ipad que dejan sobre la pequeña mesa) sumado a un ambiente relajado, informal y distentido hacen de Els 3 porquets, una escapada perfecta para deleitar a los paladares más exigentes, que no necesariamente buscan formalidad ni protocolo a la hora de ser servidos. Todo lo contrario, la gracia, creo, está en que caben apenas 20 comensales, puedes hablar con sus dueños, con el cocinero, el jefe de sala y puedes preguntar de dónde viene su materia prima y te contestan con naturalidad, transparencia, jactándose poco, pero sí con una actitud muy emprendedora. ¿Qué más se puede pedir? Ah, sí, unas cañas muy bien tiradas, como las que te encuentras en cualquier bar en Madrid o Andalucía, y así te las sirven en Els 3 porquets. Son Mahou, claro, y no Moritz.

Els 3 porquets nace hace 2 años y medio, iniciativa de los hijos de los dueños de Can Pineda, popular y aclamado restaurante de Poble Nou, que se encuentra a escasos metros. Los dueños del restaurante son los “3 porquets”: Xavier Jovells en la cocina (hijo del cocinero en Can Pineda), Marc Cuenca en la sala (hijo del jefe de sala de Can Pineda y primo de Xavier) y para que el trío de ases sea perfecto, el tercer socio es Juan Valencia, la pata vinícola, de ahí su amplia y cuidada selección. Son todos MUY jóvenes, pero tienen todas las tablas habidas y por haber tras haber vivido la restauración toda su vida con Can Pineda. Experiencia y savoir faire no les falta. Hemos llegado pronto, y nos hemos puesto a charlar muy amigablemente con ellos. Estaban llenos de ilusión y con un espíritu muy luchador, pero tengo que admitir que he notado cierta tristeza de que el restaurante no esté siempre lleno como en los garitos de cualquier otro lugar de España, donde la gente se va a tomar unas cañas y unas tapas después de trabajar. Pero no se pueden quejar, les va muy bien.

Anchoas cantábricas 000
Anchoas cantábricas 000
Guisantes de Llavaneras al dente
Guisantes de Llavaneras al dente
Alambre mexicano
Alambre mexicano

Nos hemos sentado en una mesita alta muy pequeña, al lado de un artículo enmarcado de “5 a Taula” que se publicó el 8 de Abril del 2011 y como somos amigos de Miquel Espinet, nos hemos puesto a hablar de él y me han contado que es un habitual de “Els 3 porquets” que la segunda vez que fue, les dijo que debería haberles puntuado con un 16 en vez de con un 13 como salió publicado. Otros habituales también lo son Ferrán Adrià, que ha estado en un par o tres de ocasiones, su hermano, Carlos Abellán… Mientras hablábamos de la carta y mirábamos la gran pizarra donde están escritos todos los platos del día, Xavier ha sacado orgulloso su trufa negra que le había llegado el día anterior procedente de Teruel que olía increíble y estaba fresquísima. Finalmente nos decidimos, vamos a tomar unas anchoas del Cantábrico triple cero (las más grandes) que según me ha explicado Xavier son bastante delicadas de mantener, que las cuida con muchísimo cariño, y se nota, porque estaban realmente deliciosas. Se acompañaban con pan de coca de Concept Pa. De pronto Marc se ha acordado de que a Espinet le chifla el chorizo del pueblo de Segura de la Sierra en Jaen, de donde es su madre y tía del cocinero, y no se ha podido resistir a traernos un plato. Exquisito, suave y a la vez de sabor muy intenso. Luego uno de los platos estrella para mí, los guisantes de Llavaneras (verde intenso y perfectamente cocinados) con jamón y cebolla. Cómo no, no podía faltar un plato con trufa, así que hemos pedido un huevo frito (qué maestría) napado con rodajas generosas de esta delícia. Luego unas judías del ganxet con alcachofas y almejas serviadas en cacerola de desde donde hemos comido directamente con la cuchara. Y para finalizar, Alex se ha tomado unos callos (yo no los he probado, lo siento, pero Alex dice que fuera de Madrid son las mejores que ha probado) y yo un alambre, que extrañamente es un plato mexicano en la carta (me he dejado llevar por la recomendación de Marc). Estaba bueno, pero estoy segura de que habían muchos otros platos nacionales que le daban mil vueltas, no os lo recomiendo. De postre, por si no fuera poco, un trozo de tarta y una bombeta, que es chocolate envuelto en hojaldre frito y espolvoreado con azucar glase. Tal cual os digo que después de comer, casi me quedo dormida apoyada en la pared. No es normal, pero es que estaba tan relajada y mi estómago tan contento, que sólo podía cerrar los ojos y disfrutar aún más de este maravilloso pequeño restaurante de barrio que es mucho más que eso, ya que ennoblece la tapa con productos de excelentísima calidad y nos aporta momentos de máxima felicidad.