-vídeo propiedad de Shine y MasterChef-
Acabo de cenar una ensalada. Una ensalada sólo. Y es que hoy, he catado nada más y nada menos que 30 platos y necesito compensar. Me he acordado tantísimo de mi querido profesor de cocina de la Hofmann Lluís Rovira, que tenía que catar todas las “ñapas” que sus alumnos cocinábamos. Pobre, la verdad. Sobretodo porbre por tener que catar mis elaboraciones inexpertas.
¿Y porqué hoy he degustado tantos platos? Porque In the Mood for Food ha formado parte del jurado gastronómico para el futuro concurso edición española del aclamado MasterChef en Barcelona. Esta semana, han empezado los castings de MasterChef en España, donde más de 8 mil personas se han inscrito en Bilbao, Barcelona, Valencia, Málaga y Madrid para participar en el show en el que los concursantes pondrán a prueba sus dotes como cocineros y también su capacidad de aprendizaje y superación. La premisa principal: nadie es cocinero profesional.
El casting ha sido en el hotel Centro Diagonal en Poble Nou, y cuando he llegado, bloqueaba la entrada una furgoneta con el logo de TVE en su costado. He entrado, atravesado el hall y me he topado con una gran sala llena de gente, todos animados, emplatando, probando, comentando… el ambiente era una mezcla de nervios, competitividad, ilusión y pasión. Después de quedarme expectante unos segundos ante tanto movimiento, me han conducido a una sala, donde a puerta cerrada, los participantes entraban uno a uno con un plato que habían elaborado ellos mismos, y lo ponían sobre la mesa para que yo lo probara. Se juntaban el cocinero y su plato frente al jurado en la sala de los sueños. Porque si un candidato fuera finalmente uno de los 15 concursantes finalistas, los 3 meses de plató en Madrid, podrían convertirse en la mejor escuela gastronómica y eso podría suponer que se catapulta para su carrera como cocinero profesional. No sólo aprenderán de lo que son capaces, sinó que durante el programa (del que el presentador/a se mantiene en más absoluto secreto) recibirán la visita de los mejores chefs españoles que les impartirán clases exclusivas.
De los casi 30 platos que he probado, me he topado con platos aburridos, platos con carácter, platos muy femeninos, platos muy masculinos, platos muy elaborados y otros muy sencillos, platos bonitos, platos tremendamente desagradables, platos fríos, platos pobres, platos demasiado ornamentados, platos arriesgados, platos poco arriesgados… aunque en general el nivel era alto, pero sobretodo lo que había eran altas dosis de pasión e ilusión y no necesariamente en este orden. Entre todos, y a modo de curiosidad, me ha llamado la atención un chico que era ingeniero informático de Madrid que ha hecho un curry verde maravilloso. Yo adoro la cocina thai, con lo cual me ha hecho muy feliz. Y la conozco bien y aquí había nivel. Nos ha traído una hoja fresca super aromática de su árbol de lima que había comprado en Francia (pero que en realidad venía de la Isla Reunión, antigua colonia francesa) junto con un chile rojo enorme y precioso. Me ha gustado porque era un homenaje al buen producto, al producto de calidad. No era un plato ornamentado, ni ostentoso, era un plato transparente y sincero. La comida thai es transparente, una oda al producto fresco de calidad. Otro que me ha parecido exquisito ha sido precisamente el de otro ingeniero, que ha venido expresamente desde Londres para el cásting, que ha hecho un plato maravilloso: corazón de alcachofa con un tartar de salmón y sobre ello, un huevo poché con salmón. De acompañamiento, unas hojas de verde y un huevo de codorniz en su punto rebozado con panko. También he probado un postre (escaseaba la repostería) delicioso acompañado por unas galletas home made bastante inolvidables.
Por útlimo, no me quiero dejar a un joven diseñador de moda con camisa de cuadros y coleta alta, que ha hecho el plato más adecuado para presentarse a un concurso en el que no dispones de hornos, ni fogones, ni neveras… (todo traído de casa y emplatado en el hotel): un steak tartar buenísimo. Un plato equilibrado pero a la vez con carácter. Aparentemente poco pretencioso pero a la vez valiente.
Me he topado con personajes curisosos de todas las edades que sin duda darían una nota de color y diversidad al programa, como por ejemplo una especie de samurai amante de la cultura nipona que ha hecho un sushi perfectamente presentado y ha mezclado sabores tan interesantes como la pimienta, la canela y el azucar moreno en su rollito de salmón y bacalao, también una pequeña pero compacta ex soldado que ejercía en Líbano, un maduro y apuesto señor que era profesor de seducción, una pareja dispar que no cesaba de hablar que estaba picada por ver a quién se le consideraba mejor cocinero o un señor de Manacor de camisa rosa palo que adornó su plato con pétalos de flor de almendro que había escrito un libro de cocina con Toni Nadal. Y aunque en Masterchef se valore el desarrollo gastronómico de un concursante, creo que, como en todo, si una persona no transmite, no enamora. Y sin amor, no hay nada.
La suerte está echada, muchísima dosis de buena fortuna para todos los seleccionados. Esperaré ansiosa a que empiece el programa que sin duda seguiré. No sabéis las ganas que me han entrado de presentarme, aprendería tanto y estoy segura de que disfrutaría muchísimo.
(pausa)
Aunque pensándolo bien, mejor lo veo desde mi sofá.