Restaurantes de Barcelona, Restaurants

Santa Gula, cocina de mercado honesta

Santa Gula. Plaza Narcís Oller 3, 08006 Barcelona. T 93 185 76 49. www.santagula.es

Toni, Mónica y Martín en la barra del Santa Gula
Toni, Mónica y Martín en la barra del Santa Gula

Mi amiga Cris va un par de veces al mes, y su marido Álvaro ha llegado a ir hasta 3 veces durante una semana. Con lo que era de esperar que Cris me llevara a comer al Santa Gula, además de que fue un placer porqué significó que, como la conocían, casi nos traen la comida sin pedirla. Eso es lo bonito de este restaurante, cuyo objetivo es hacerte sentir como en casa.

Santa Gula lleva 2 años funcionando en Barcelona y es un pequeño bistro en la bonita y céntrica plaza Narcís Oller que además dispone de una terraza para los comensales abierta durante los meses cálidos. Sus socios, Xavi Grau (de la empresa familiar de Xarcuterías Grau en Sant Cugat), Nacho Muñoz (comunicación) y Martín Marchese (jefe de cocina) empezaron sus andadas con La Buguesería – comentado en este blog- la hamburguesería premium en Sant Cugat del Vallès. Aunque Santa Gula es acogedor, empezarán las obras de su interior a principio de año con el fin de hacerlo aún más cómodo para el cliente, cuyo bienestar es la máxima preocupación del equipo.

Toni, el jefe de sala es amable y servicial, con muchos años de profesión a sus espaldas en el grupo Javier de las Muelas. Nos define su restaurante como “cocina honesta de mercado”, donde, como siempre, el protagonista es el producto, pero cocinado o aderezado particularmente. Están orgullosos de su carta, la cual van variando con nuevas creaciones cada 15 días. Al no tratarse de una carta estática, invitan al cliente a probar y a degustar nuevas propuestas ideadas por Martín, aunque algún cliente que otro reclama cuando un plato se va, pero las nuevas propuestas son igual de interesantes. De lo que se trata es de que la carta esté viva. A Martín le gusta la cocina del mundo, y trata de incorporar algunos platos exóticos como por ejemplo un pollo al curry tailandés o un ceviche peruano de vez en cuando, pero siempre con su toque. Lo importante es aprovecharse de los productos de temporada para poder elaborar platos frescos y únicos a su alrededor.

De primero nos trajeron un aperitivo, que era una crema de verduras deliciosa. Siempre es una grata sorpresa cuando en un restaurante te traen un detallito sin quererlo, sabe a gloria. Luego Cris y yo pedimos una coca con tomate para acompañar nuestra comida que estaba muy rico, unos corazones de alcachofa abiertos como flores exquisitos, unos ceps salteados al wok con polenta mantecada al parmesano y unas costillas de cerdo ibérico lacadas con soja, miel y jenjibre. Todo excelente. Sus carnes vienen de Nebraska, Australia y ahora de Burgos, con lo que cuidan la procedencia de las piezas con esmero y tras largas negociaciones con los proveedores. Y de postre, nos partimos un cheesecake Santa Gula con maracuyá natural y un vaso con tocinillo de cielo con crumble de almendras, yogurt y sorbete de limón. Todo muy recomendable.

Mónica está es la camarera, y se preocupa por cada detalle, un placer verdadero comer en un sitio en el que el servicio funciona con efectividad pero sin prisas. La capacidad es de unas 30 personas y dispone de una pequeña barra exterior para poder tomar el café al aire libre y para poder disfrutar de la ilustración que Yoshi Sislay ha hecho sobre los cristales, que le da el toque personal y originial al establecimiento. Este artista reside en Barcelona desde el 2005 pero ha hecho performances artísticas por todo el mundo. Podéis ver más trabajo de este artista japonés aquí.

El precio medio ronda los 25 euros por persona y no ofrecen menú de mediodía ya que creen que los precios de éste desvirtuarían la calidad de cada plato. No importa, pagas un poco más y comes de maravilla. La relación calidad-precio es sin duda muy buena. Desde aquí, le deseo toda la suerte que se merecen, que es mucha.