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QUESO AZUL EL MOLÍ DE LA LLAVINA

Queso azul del Molí de la Llavina
Queso azul del Molí de la Llavina

En Cataluña no existe una denominación específica para el queso azul que se elabora ni unos criterios únicos respecto a su elaboración, como es el caso del Cabrales, el Gorgonzola, el Roquefort y el Stilton. Sin embargo, también es tierra de excelentes quesos azules. Prueba de ello es el queso elaborado en El Molí de la Llavina del pueblo de Centelles, en la comarca de Osona, el primero que se elaboró en Catalunya y uno de los mejores quesos que hemos probado jamás. Lo elaboran Josep Llavina y Gloria Costa en el mismo Molino de harina donde la familia de Josep ha vivido durante más de 500 años. La crisis lechera de los años 80 obligó a Josep a repensar su actividad, y de esta manera, de forma prácticamente autodidacta, empezó en 1985 a elaborar queso con la leche de las vacas que tenía. Años después, en 1997, su espíritu innovador lo llevó a elaborar un queso muy diferente al resto de quesos catalanes que se elaboran entonces, concretamente, uno de azul.

Elaborado con leche cruda de vaca de raza frisona, es un queso de coagulación enzimática, y en su elaboración se utilizan hongos del tipo penicillium roqueforti para darle su aspecto, sabor, aroma y textura finales. Gracias a las perforaciones que se practican en la cuajada, las piezas pueden oxigenarse bien y el hongo puede crecer en su interior. Las piezas se curan envueltas para mantener la humedad y el correcto desarrollo del hongo durante un mínimo de 2 meses en la cava natural ubicada debajo del molino. Ello permite curar el queso en unas condiciones específicas y diferenciadas, y contribuir, así, a su personalidad única. El resultado es un queso de textura cremosa, mantecosa y untuosa, de corteza blanda, húmeda y con la presencia de hongos de color azul-verdoso. El sabor es intenso y persistente, con toques picantes según el grado de curación. Y el aroma es también intenso, pero agradable. Ideal para acompañar una buena tostada, mezclado en un risotto o para comer de postre con un vino dulce como el Iaia Rosa del Celler Altrabanda, un oporto portugués, un banyuls del Rossellón o un riesling o gewürstraminer de Alsacia.

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