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LA MATANZA DE TEXAS

Babe, ese gran personaje

Este fin de semana llamó Juanita a casa de mis padres en Foixà. Ella es la persona que se encarga de la casa cuando no estamos. Nos dijo que habían hecho la matanza del cerdo y que si queríamos un trozo de lomo. Esa es la cruda realidad. Así, tal cual soltó la noticia, sin saber que una de mis películas preferidas es Babe, el cerdito valiente (un ser pequeño de un gran, gran corazón).

Movida por la curiosidad y dejando de lado el lado no gore, sinó gorísimo, que supone el desangrado de un animal, fui a ver “qué se cocía” en casa de Juanita. Y esto es lo que me encontré. Estupefacta, no pude más que hacer una pregunta tras otra, como una urbanita fascinada por no haber presenciado jamás algo similar. El suegro de Juanita, que a modo de curiosidad, lleva 64 años casado con la misma mujer, me contó que el animal en cuestión, era una hembra de 200 kilos de peso criada, lo que es lo mismo, alimentada, por ellos. Se dice pronto. He intentado buscar en Google cerdos de ese tamaño para incorporar una foto, pero lo que he encontrado me parece demasiado grotesco para publicar. El cerdito medía casi dos metros de largo y tenía un año de vida. De él, se aprovecha TODO.

En las fotos veréis que han hecho bull blanc, donde se junta la mejor carne (lengua, estómago, hígado…) y se embute en la “màquina d’embotir” y se deja hervir (bullir, de ahí el nombre de bull) durante 4 horas en esa olla gigante que véis.

La diferencia entre el bull blanc y el negre, es que este último se hace con la carne que sobra y se le añade la sangre. Una vez sacado de la olla gigante, se sacan uno a uno y se dejan enfriar toda la noche.

También nos enseñaron la cantidad de butifarras que habían hecho. Las que abundaban más eran las que llaman picantes, porque llevan la carne del cerdo mezclado con sal y pimienta y recubiertas por el intestino. También habían muchas ricas butifarras del perol, que es la más apreciada de todas, ya que se usa la parte más noble del cerdo, y se mezcla con sal, pimienta y sangre. Pero la característica principal es que ya está cocinado, con lo cual si quieres te la comes cruda o muy poco hecha.

También pude identificar de donde salían las lonchas de bacon de Oscar Mayer.

Y por último, colgaba de la pared la guinda final, el hígado. Resulta que por el tamaño de éste, es la forma más rápida que tienen de identificar cúan sano ha sido el animal. A este, y a juzgar por el tamaño de su hígado, se puede corroborar que no ha comido nada procesado, todo productos de primera para resultados de primera calidad. Lo que véis envolviendo el hígado (¿o es el estómago?), se llama mantilla, que Juanita me dijo que “Ferran Adrià y Arguiñano lo usan mucho”. Yo ya no tenía estómago para escuchar ni entender más. Juanita nos dío orgullosa y generosamente, una bolsa con 4 butifarras, 4 de perol y un bull blanc. Gracias família. Mi incursión en el mundo porcino ya es suficiente por hoy, así que con estas bonitas imágenes, os dejo.

hígado y mantilla envoltoria