Pasar un fin de semana en Foixà siempre tiene el aliciente añadido de que vas a comer su coca. Para desayunar, comer y cenar.
Cuando sobra, no me la llevo a Barcelona, no quisiera perder la ilusión de comérmela exclusivamente ahí. Es una pequeña norma que me he impuesto. Está hecha en el horno de leña del único restaurante del pueblo, Can Quel, que es conocido en el Empordà por su carácter familiar, su cocina típica catalana y ampurdanesa y por el bonito pueblo donde está ubicado al que vale la pena ir a visitar. Can Quel lo lleva la tercera y cuarta generación, que por su amabilidad y naturalidad, consiguen hacerte sentir en como en casa. El pan, que se hace en un horno de leña, tiene en la pared de este unas baldosas donde aparece pintado un señor metiendo la coca en el horno, y una inscripción que dice “El pa és bo, la coca millor”. Si te la comes en el restaurante, pruébala con tomate y con “fuet d’ànec”. Si eres del pueblo y te conocen, puedes ir a comprarla al restaurante directamente. Si no eres del pueblo, la puedes comprar en el único establecimiento de alimentos que hay, “La Pilar”, que está al lado.
Hay un pequeña competencia entre la coca de Foixà y la de Rupia, de aspecto similar pero de sabor ligeramente distinto. Mi paladar no llega a tanto como para diferenciarlas y si alguien se atreve, aquí tiene este post abierto para recibir críticas y comentarios al respecto.