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HUEVOS AL PANECILLO

Cuando era una niña, a veces ibamos con mis padres a comer a Granjas La Catalana que estaba al final de la calle Sant Gervasi de Cassoles, justo al lado de nuestra casa.
En ese sitio familiar y auténtico tomaba los mejores meriendas dulces, como los suizos (chocolate a la taza con nata) y las mejores meriendas saladas, como los bocadillos vegetales (bikini con lechuga y huevo frito por encima).
Pero uno de los “hits” para mí eran los huevos al nido. Luego modernizaron el local, las camareras ya no eran las de siempre y principalmente, crecí y dejé de ir.
Nunca más he vuelto a tomarme con los huevos al nido en ningún otro lugar durante casi 25 años hasta que un día mi amiga Georgia nos los dió para comer a Chabela y a mí. Me puse muy contenta.
Al cabo de poco tiempo me los dió mi suegra Olga sin saber lo fan que era, y como luego supo lo mucho que me gustaban, hace unos días me enseñó a hacerlos. Es laborioso, pero de verdad que vale la pena, son deliciosas.

Ingredientes: Panecillos, huevos (mismo numero), jamón, piñones, aceite.

Para empezar, hay que vaciar unos panecillos y dejarles un hueco en el centro más o menos del tamaño de una yema de huevo. Los panecillos pueden ser circulares o cuadrados. La miga del centro no la usaremos para nada, se puede tirar por la ventana para los pajaritos. Una vez hecho el agujero, untar su interior con mantequilla e incorporar las tiritas de jamón (dulce o salado).Muy cuidadosamente separar la clara de la yema e introducir esta suavemente en su interior (sin que se rompa). Las claras las vamos poniendo en el vaso de la Minipimer para montar posteriormente. Ya vamos más o menos por la mitad. Ahora hay que batir las claras a punto de nieve para tapar la parte superior del panecillo con éstas. Para ello hay que ir con mucho cuidado, ya que la yema se puede romper. Se trata de tapar precisamente el agujero donde está la yema para que no entre el aceite dentro del panecillo cuando se fríe. Esto es el proceso más laborioso y más delicado, ya que presionando un poco demasiado sobre la yema la podría romper. Es mejor hacerlo con una lengua pastelera, que es más flexible y menos invasiva. Una vez cubierta la parte superior del panecillo con la clara montada, añadirle piñones. Una vez terminado, ponerlo sobre una rasera y con la otra mano echarle el aceite muy caliente por encima hasta que los piñones queden dorados. Debido a su alto valor calóricos, se suele servir uno por persona, pero yo no me puedo resisitir y me como dos. Es un poco laborioso de hacer, pero no es difícil y sí muy gratificante, sobretodo para los niños.