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BRUNCH CON CARRIE, MIRANDA, CHARLOTTE Y SAMANTHA

El sábado mis maravillosas amigas me preparon mi inolvidable despedida de soltera. Al las 12 del mediodía, me venía a recoger un taxi y me llevaba a un rumbo desconocido. Casi me da un ataque al corazón. Lo único que me dijeron fue “trae los mejores zapatos de tacón que tengas”, y así lo hice. Aparecí en la calle Francisco Giner número 21, en casa de una fotógrafa de alimentación llamada Cristina Rivarola. Los fines de semana, alquila su casa/estudio de Gracia para fiestas, meriendas, brunch… y ofrece pasteles, quiches, scones, sandwiches a la inglesa… todo casero.

Al llegar, mis amigas me esperaban de pie, detrás de una larga mesa. Iban todas guapísimas, con tacones, con vestidos, con collares de perlas, con flores de tela enganchadas en sus solapas… No caía, pero luego ví claramente a Charlotte York, una de las protagonistas de una de las series que más me han hecho reír y que me ha acompañado durante los últimos 10 años: Sex and the city. Tal cual llegué, y como suele tocar, me disfrazaron de Carrie Bradshaw. Y saqué de mi bolsa los zapatos más bonitos que tengo y me elevé 12 cms del suelo. Luego nos sentamos alrededor de la mesa, perfectamente puesta y esperamos a que empezara el festival al más puro estilo neoyorkino: el brunch (breakfast+lunch).

Empezamos con unos scrambled eggs servidos un platito de barro con unas tiras de bacon por encima, riquísimos, y aún más, con mucha pimienta. Luego, unos blinis con nata agria y salmón ahumado encima. Le seguían sandwiches de pan de molde con jamón serrano, jamón dulce, queso, anchoas y huevos, cortaditos por la mitad, convirtiéndolos en unos bocados muy tentadores durante todo el brunch. En el centro de la mesa, siempre un plato con panes diferentes, recuerdo el de nueces concretamente, para acompañar de mantequilla y mermeladas caseras varias. Y para acabar con lo salado, una quiche lorraine y otra de espinacas. ¡Un festival interminable! ¡Y todo servido con tenedores de plata!

De postre, un maravilloso brownie con nueces enteras dentro, al más puro estilo americano, acompañado con una bola de vainilla o de limón. Y por si fuera poco, tartaletas de lemon curd con fresas encima y brochetas de frutas!
Y para beber, ¡mimosas non stop! Era un no parar de beber. ¡Y de reír!. También había zumo de naranja a secas para las embarazadas, que a pesar de no tomar mimosa, estuvieron bien entonadas.

Y para terminar, una divertidísima sesión de tuppersex de la mano de Dina, nada más y nada menos que la fundadora de “La maleta roja”.

Al salir de casa de Cristina, unos gin & tonics, cosmopolitan (que tanto puso de moda Sex and the city) y un cocktail Caperucita, para la embarazada que aguantó hasta casi el final. Luego fuimos al Atlas a cenar unos ricos bocadillos to call the night off. Un día redondo, y no sólo porque el plan era insuperable, sino porque estaba rodeada por una docena de las mujeres que más quiero en este mundo. Gracias a todas.