El decorador Lázaro Rosa–Violán ha recreado detalles que nos lo recuerdan, como una estantería alta repleta de libros o la entrada de madera y espejos envejecidos.
Y es que la inauguración de Toto Restaurante & Wine Bar nos dejó un estupendo sabor de boca.
Entrar en Toto es sumergirse en la Barcelona modernista, entrar es trasladarse a un ambiente donde en cada mesa había cosas interesantes que escuchar y degustar. El restaurante es bonito de arriba a abajo. Las lámparas que coronan la entrada y el salón principal parecen sacadas del Gran Gatsby y los suelos hidráulicos crean un contenido patchwork de geometrías.
La cocina abierta rezuma vida, ritmo y autenticidad. De ella salen platos con sabor italiano, especial mención merecen en este sentido las pastas y pizzas. Tuvimos la suerte de saborear una pizzeta de funghi porcini de Berga de las mejores que he probado en Barcelona. Los spaghetti a le Vongole con botarga de Sardenya me arrebataron el corazón y claro, lo que ocurre en estos casos, ya estoy deseando que nos volvamos a encontrar.
Soy de las ansiosas que cuando se sientan a la mesa están deseando echar mano al pan para añadir aceite y sal y recordar un sabor muy de la infancia que ha madurado conmigo. Tengo que decir, que en este caso, me costó mucho contenerme. El pan es uno de sus platos fuertes y no por casualidad, ya que Ronit Stern y Rafa Campos, dueños de Toto, lo son también de las panaderías Crustó.
Otro plato que quedó grabado a fuego lento en mi mente y volvió a recordarme que italiano no es solo sinónimo de pasta y pizza, fue la burrata con calabaza y achicoria rosa que junto a la sopa de coliflor con toque de chili y el pato caramelizado son un must.
Como su sobrenombre indica los vinos son parte importante de la filosofía de la casa, en el Wine-Bar puedes disfrutar de un excelente selección acompañados de embutidos y buen queso, algo fundamental en mi vida y supongo que también en las vuestras. En esta ocasión, Menganito fue el elegido.
Para acabar, una historia. El postre némesis. Némesis era la diosa griega de la justicia y la fortuna, además del título que escogieron autores como Agathe Christie, Isaac Asimov o Philip Roth para sus obras. Con un nombre así esperas mucho de un postre que no decepciona. El chef pastelero Rodolfo Cerruti, ha ideado un pastel de chocolate sin harina y con un toque de crème fraîche que ponía un delicioso punto y final a la carta.
Por supuesto, hubo gin tonic, GVine que es mi debilidad, y fue el preludio de una interesante noche, pero esa es otra historia…
Isabel Martínez Tudela