Restaurantes de Barcelona, Restaurants

TABERNA JAPONESA KUO

Las cámaras de vinos
Las cámaras de vino

Taberna Japonesa Kuo: Madrazo 135, 08021 Barcelona. T 932 007 783. Abierto todos los días. Precio medio: 30 euros.

Ayer nos invitaron a cenar en el restaurante Kuo, del Grupo Nomo, que abrió sus puertas hace poco más de medio año. Todo fue gracias a la PR Agnès Comas de Tresdelocho, que encontró mi blog en internet y nos presentó a Borja Molina-Martell, quien nos invitó a una maravillosa cena degustación. El restaurante cuenta en un 80% de la misma carta que el otro restaurante del grupo, el Nomo, que abrió exitosamente en diciembre del 2008 en Gran de Gracia 13. La fiel clientela el Nomo (que en japonés coloquial significa “vamos a brindar”), pedía a gritos un lugar donde comer la misma comida, pero pudiendo reservar y quizá en un ambiente más casero, intimista y menos agitado. Y así fue como los hermanos Molina-Martell, Borja, Juan y Alexandra (todos muy jóvene, de 24 a 32 años), y Ramón Jiménez, el marido de ésta, se aventuraron en abrir otro restaurante, el Kuo (que, siguiendo la línea del naming anterior, significa “vamos a comer”).

Entrada al restaurante en la calle Madrazo
Entrada al restaurante en la calle Madrazo

Ninguno de los socios viene del mundo gastronómico, aunque sí son todos de muy buen comer. Dos hermanos se dedican con pasión cada uno a llevar uno de los restaurantes, mientras los otros siguen trabajando en lo suyo. La cuidada selección vinícola (que además parece un escaparate del FAD) viene dada por Ramón Jiménez, gran amante y conoisseur y cuenta siempre con 3 o 4 vinos fuera de la carta. Un dato intersesante es que los socios comen juntos cada jueves y los cocineros les presentan platos nuevos para que la carta sea cambiante y sorprendente. Cada mes añaden 10 platos nuevos fuera de la carta. El cocinero Naoyuki Haginoya es el responsable de la cocina. Llegó hace 6 años a Barcelona para dejar atrás un ritmo de trabajo muy estresante en Tokio. Estuvo trabajando un tiempo en el Grupo Tragaluz, pero no era un lugar para la investigación y para cultivar su artesanía gastronómica, por eso, cuando le ofertaron trabajar para Nomo, no se pudo resistir y desde entonces sigue elaborando la carta para ellos. En la cocina y en la sala, son casi todos japoneses, y el servicio encantador.

La barra de la entrada del Kuo
La barra de la entrada del Kuo

La carta del Kuo es muy similar a la del Nomo, pero cuenta con la singularidad de los “nabe”, que significa olla en japonés, que son unas cazuelitas en las que se cocina tradicionalmente el alimento. La carta, por supuesto, cuenta con una amplia selección de sushi (hosomaki, futomaki, ura-maki, temaki, nigiri y gunkan) como también tempuras, arroces y teppan-yaki (cocina en plancha), Entre los platos que me llamaron la atención, están por ejemplo, el maki de tempura de anguila, aguacate, queso tobiko, el gunkan de erizo de Galicia, el rollo de cangrejo araña y el tempura maki de foie con mermelada de gengibre, para que os hagáis a la idea de la oferta gastronómica. Los pescados de alta calidad se los traen dos aclamados pescateros que sirven a muchos otros restaurantes japoneses de la ciudad, Amadeu y Josep Arrom.

Acompañada la cena de un par de Sapporos, degustamos las siguientes delícias: unos entrantes de tataki de atún con guacamole (muy bueno), un ceviche de navajas y pescado blanco acompañado de huevas de pez volador con wasabi, ventresca con huevas de salmón (ikune), un cochinillo con cebolla dulce y shitake con soja, mirin, sake y unagi. El segundo plato fue un Omo-Yakisoba, viniendo la palabra Omo de omelette, así que es un tradicional Yakisoba envuelto en una tortilla. Muy rico, porque además lleva shitake y le da un toque especial. El tercer plato, cangrejo real en tempura, uno de los platos estrella del restaurante. El cuarto plato, nigiri de foie y de queso brie caramelizado, que no me convenció por su ligero sabor a plancha. El quinto plato un suculento sushi variado, donde también encontramos un curioso maki de samfaina. Ya no nos cabía nada más, aunque estábamos advertidos de que dejaramos un hueco para el postre. Por suerte se sentó Borja a nuestro lado a contarnos anécdotas y tuvimos tiempo para ir asentando la comida para recibir el postre con ganas.

Para ir abriendo boca
Para ir abriendo boca
Omo-Yakisoba
Omo-Yakisoba
Sushi variado
Sushi variado

Los postres, a diferencia del Nomo que los subcontratan, en el Kuo son caseros, y se alardean de ello. Nos trajeron una bandeja para degustar con su brownie con coulis de frurtos rojos, su mousse de chocolate con naranja con confit de miel, sus tarta de queso y espolovoreado todo por un crumble exquisito y un polvo de te verde. Otro dato curioso es que lo único que externalizan son los conocidos mochis, hechos por el maestro repostero Takashi Ochiai, que se ha casado con una catalana y hacen postres medio japoneses medio catalanes y en este caso, hace unos especiales para Kuo: el mochi de arándano y el de mascarpone.

Para terminar, nos trajeron unos chupitos de dos licores alternativos al Sake que nos dejaron enarmorados por su aroma y sutileza de sabor. El Yuzu, que es un licor de mandarina y limón y el Umeshu, que es un licor suave (10º) de ciruela popular entre las mujeres para acompañar los ágapes.

Tapita de tartar de atún con huevas de salmón
Tapita de tartar de atún con huevas de salmón

La família Molina-Martell junto con Ramón Jiménez no se detienen aquí, sinó que en breve abrirán un 3er local adjunto al Kuo para hacer Take Away y donde también habrá un espacio para tomarse unos cócteles mientras esperas a entrar en el restaurante. Ah, y además tienen servicio de catering. Con tanta ilusión y tantas ganas, seguro llegarán muy lejos. Os deseo mucha suerte y muchas gracias de nuevo por atendernos tan bien.