-LAMENTABLEMENTE ESTE RESTAURANTE YA NO EXISTE-
Restaurante Drolma: Paseo de Gracia 70 (principal del Hotel Majestic). Teléfono de reservas: 93 496 77 10. Menú Prestige: 125 euros.
Hace unas semanas fuimos al Drolma con Marc y con Isa, compañeros perfectos para ir a este tipo de restaurantes, porque son de mente abierta y paladar agradecido (y viceversa). Llegamos ahí a las 21:30 y la experiencia gustativa, olfativa y visual no terminó hasta la 1:30. Nos lo pasamos realmente bien y disfrutamos muchísimo. Al llegar, nos sentamos en la ante sala, en unos sofás cómodos y en un entorno realmente relajante y ahí empezamos con una copa de champagne y unos aperitivos exquisitos. Estuvimos hablando con el amable y servicial Alfred Romagosa, el jefe de sala que lleva en el Drolma desde el 1999, año en el que la família Soldevila Casals abrió el restaurante en el principal del Hotel Majestic. El comedor es clásico y lujoso, predominan los colores oscuros y granates. El servicio es inmejorable, atentos, sutiles, coordinados… se mueven como una bella composición de música clásica. El tiempo se detiene y te dejas llevar por los sentidos, entrando en una burbuja de serenidad y predisposición a degustar platos equilibrados, complejos y exquisitos. Los platos están presentados sin pomposidades ni florituras, mostrándose tal y como son, elegantes, suaves y sutiles, igual que el servicio, que es casi invisible, aunque muy atento. Toda una delícia.
El chef Fermí Puig es un cocinero atípico. En sus años de estudiante pasó por la Universidad Autónoma, y también ha coqueteado con el periodismo. Lo suyo, sin embargo, ha sido desde siempre la cocina. Le tocó hacer la mili en Cartagena, donde, por caprichos del azar, coincidió en los fogones de Capitanía General nada menos que con Ferran Adrià. ¡Imagínate cómo comían en el ejército! Ferran Adrià y Fermí Puig volvieron a coincidir en El Bulli, pero Puig se marchó antes de la gran eclosión y Adrià se quedó. Después de pasar unos años saltando de cocina en cocina, Puig acabó asentando sus reales en el Hotel Majestic con el Drolma. Una docena de años más tarde, Puig junto con la família Soldevila, volvieron a abrir otro restaurante juntos, en este caso, el Petit Comité, que gira en torno a la cocina catalana de máxima calidad.
En el Drolma, nosotros quisimos degustar su cocina en su máximo esplendor, por ello, pedimos el Menú Prestige que resumía muy bien la esencia en sus platos:
1. Crema de Calabaza con Huevos de Codorniz y Anguila Ahumada
2. Vieiras con Setas de Otoño y Romero
3. Raviolis de Gambas y Alcachofas
4. Rape de San Vicente de la Barquera al Azafrán
5. Cabrito “embarrado” a la cuchara
6. Tabla de Quesos Artesanos
7. Lingote de Chocolate, Crema de Vainilla Tahití
8. Petits Fours
He estado a punto de hacer este post únicamente sobre el Comté del 2005 que nos sirvieron, pero sinceramente no estoy capacitada para definirlo como se merece y poder dedicarle todos los calificativos necesarios para transmitir lo que sentí cuando lo probé. Cuando nos trajeron la tabla de quesos, que ya viene en un carrito a parte y te lo dejan delante tuyo para poder escoger a tu gusto el plato variado, también vino un camarero con un plato con un corte de Comté del 2005. En el plato, además de una selección de otras delicias, nos pusieron el Comté del 2009 y finalmente el del 2005, todo en orden de más suave a más fuerte para poder apreciar al máximo el gusto de cada uno de ellos. Saboreamos cada uno con cariño y dedicación, sabiendo que era el último plato, disfrutando cada bocado lentamente. El Comté del 2009 estaba buenísimo, pero el del 2005… no tengo palabras. Una exquisitez. Volvería al Drolma sólo para tomarme un pedacito de ese queso y tardaría 2 horas en saborearlo.
La denominación de origen del Comté data en el 1952 en la región francesa del Franco-Condado y se le conoce también por gruyere Comté. Originalmente se hacía en comunidades aisladas lejos de los mercados, por lo que sólo podían vender el queso unos pocos días al año, por eso lo hacían grandes ruedas de queso, que pueden llegar a pesar 40 kilos, para conservar los excedentes de leche y poder almacenarlos durante el largo invierno. El Comté nació en los tiempos en los que la rudeza de los largos inviernos obligaba a los seres humanos a pensar colectivamente en su subsistencia. El Comté se caracteriza por su gran riqueza aromática, debido notablemente a las condiciones de maduración pero sobre todo a la naturaleza misma de la flora del Jura, que es el lugar donde pastan sus vacas y de la leche de las cuales, se elabora esta maravilla.
El significado de la palabra Drolma hace referencia a la parte femenina de una de las representaciones de Buda, aunque a Fermí Puig le gusta bromear diciendo que sirve para comprobar, a la salida del restaurante, si alguien ha bebido demasiado. ‘Si puedes decir tres veces seguidas Drolma, significa que puedes ponerte al volante’, dice sonriente. Y eso que no he hablado de los vinos… Espero que lo disfrutéis tanto como nosotros. ¡Drolma, Drolma, Drolma!