Curiosities, Establecimientos gastronómicos

LA PATENTE, LA ESCUELA DE LO COTIDIANO

La Patente, la escuela de lo cotidiano. Villaroel 123, 08011 Barcelona. T 93 323 88 30. www.la-patente.es

Simón, Juanma y Mariona en La Patente
Simón, Juanma y Mariona en La Patente

Hace unas semanas me invitó Juanma Ramírez a la inauguración de La Patente, un nuevo espacio dedicado a la gastronomía y todo lo que gira entorno a ella. No pude ir, y muy amablemente me invitó a que conociera el espacio a través de un maravilloso taller para hacer caramelos artesanales con Papabubble. Me apetecía muchísimo la experiencia de hacer caramelos, pero también de conocer a este joven emprendedor, que me ha demostrado tener dosis muy altas de paciencia y temple al tener a una decena de niños correteando por su precioso y nuevo local y desestructurándolo todo. ¡Gracias por tu empatía!

Juanma, que es un amor de hombre, aún dedica media jornada al mundo de la estrategia publicitaria (ya tenemos dos cosas en común, la publicidad y la cocina) y saca tiempo y energía debajo de las piedras para vivir con ilusión esta nueva aventura. Hay que apoyar entre todos las nuevas iniciativas y la emprendiduría en estos tiempos que corren, no caer en al pesimismo de la crisis y levantar la cabeza bien alta y soñar, y sobretodo, compartir tus ilusiones con el resto, que buena falta nos hace a todos que nos contagiemos los unos a los otros y salgamos de esta etapa bochornosa lo antes posible.

A lo largo de la trayectoria profesional de la publicidad, he oído en infinitas ocasiones “voy a dejarlo todo y voy a montar una panadería”. Muchos nos hemos planteado una vuelta a los orígenes, a trabajar con las manos, a tener contacto directo con la gente, pero no muchos han hecho su sueño tangible. Juanma sí, así que un aplauso para él. Tardó un año en encontrar el local y en arreglarlo (y lo ha hecho con muchísimo gusto) para montar lo que él autoproclama “La escuela de lo cotidiano”, que me parece un claim absolutamente maravilloso. En él constata la reivindicación de las tareas diarias, de lo de la toda la vida, pasado por un tamiz urbano, que lo actualiza y rejuvenece.

La Patente es principalmente es un punto de encuentro para iniciativas gastronómicas (está abierto a cualquier sugerencia), pero también para todo aquello que gira entorno a ella, como pueden ser por ejemplo talleres de manualidades o de cómo elaborar huertos urbanos. Es sin duda un lugar interesante que no hay que olvidar para poder aprender. En La Patente podrás experimentar, abrir tu mente, compartir… en definitiva, conectar con la creatividad que llevamos todos dentro. En su web podrás ver los próximos talleres, por ejemplo, los cócteles que aparecen en la serie Mad Men o la cocina para torpes. La imagen corporativa de La Patente está muy bien resuelta, es sencilla y a la vez tiene fuerza. De diseñadora a diseñadoras, os felicito Par Studio. Por último quiero desearle toda la suerte del mundo a Juanma Ramírez. Si pones el corazón en el trabajo, no te puedes equivocar.

En el taller de Papabubble (que ahora es franquicia y ya van casi a por los 20 locales alrededor del mundo), impartido por la maestra Mariona, hemos aprendido que hacer caramelos es sencillo, pero requiere su técnica. Con niños pequeños, es peligroso hacerlo en casa, pero en La Patente ha sido una delícia.

La receta es la siguiente:

– 1 parte de azúcar

– 1/4 parte de agua

– 1/4 parte de glucosa (melaza de maíz, pero se puede sustituir por miel ya que no es muy fácil de encontrar)

Se mezclan estos tres ingredientes y en una olla se lleva a 156ºC y en este punto concreto se retira del fuego, se extiende en una superfície que aguante el calor (en la propia encimera de tu cocina) y se le añade el colorante mientas está caliente para lograr mayor homogeneidad (si no disponemos de él, podemos tostar más el caramelo y dejar su sabor, color y olor natural). También podemos hacer nuestra propuesta casera añadiendo ralladura de limón a la miel, hojas de menta, mango deshidratado, chili y sal… por poner unos ejemplos. El caramelo será sólo moldeable a una temperatura de 60-80ºC, así que hay que actuar sin prisa pero sin pausa y si no, mantener esa temperatura para dilatar el tiempo de trabajo.