Restaurante Àbac. Avda Tibidabo 1. 08022 Barcelona. T 93 319 66 01. www.abacbarcelona.com. Precio menú degustación: 135-155 euros
Exquisito. Esto es como puedo resumir la experiencia que tuve en el restaurante Àbac. Había ido hacía muchos años, cuando estaba sito en el Borne y cuando el cocinero era Xavier Pellicer. Entonces tenía 2 estrellas Michelín, y cuando llegó Jordi Cruz al mando de la cocina, perdió una. Con el tiempo, volvió a recuperarla, y posicionarse como uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Comer en el Àbac se convierte en toda una experiencia sensorial inolvidable. En el restaurante todo está equilibrado, el servicio con 10 personas en sala es altamente profesional, todos ellos jóvenes, pero con una responsabilidad que nos le va grande. La arquitectura y el interiorismo, obra de Antoni de Moragas y GCA Arquitectos, es solemne y elegante. El Àbac está en el nacimiento de una de las calles más bonitas de la ciudad, avenida Tibidabo, y consta de dos edificios: un pabellón de cristal maravilloso y una antigua casa señorial de alto valor histórico, perteneciente la família Andreu, famoso doctor de la burguesía catalana. En el pabellón se alberga el restaurante y en la casa, la cocina-laboratorio de doscientos metros cuadrados en la que trabajan 25 personas, al mando del aclamado chef Jordi Cruz, el más joven en obtener Estrella Michelín.
Bajo los arcos de las antiguas caballerizas se instala una bodega con unas quinientas referencias. El lugar es sin duda impresionante, ya que además de que arquitectónicamente es sobresaliente, a los edificios les rodea una vegetación cuidada hasta el máximo detalle, ocupando el paisajismo un papel también muy protagonista.Nos explica el jefe de sala que el nombre de Àbac viene dado ya que antiguamente el àbac era una mesa en la que se colocaban las ofrendas en las celebraciones familiares. Sobre la mesa, se depositaban los regalos que le hacían a lo anfitriones, que es en cierto modo, lo mismo que se hace sobre las mesas del restaurante, ofrecer y regalar.
La experiencia en el Àbac en cierto modo me recordó a la que tuve en El Celler de Can Roca, en la que se respiraba profesionalidad y pasión por la gastronomía y las cosas bien hechas. Nosotros tomamos un menú degustación que tomamos con entusiasmo, curiosidad y vehemencia durante 4 horas, porque eso sí, no se puede ir con prisa, sólo abiertos a recibir.
Nuestro menú consistió en:
– nitro pasión (previa presentación de plato bastante espectacular)
– fina focaccia de foie gras con piñones tostados y consomé de cebolla con trufa y ralladuras de pieles de naranja (exquisito todo)
– curry de erizos con lima Kafir (muy interesante)
– nieve de Bloody Mary con mariscos (muy atrevido)
– ñoquis líquidos de parmesano, ceps crudos y rustidos, nueces y una infusión de agua de setas con citronela (el plato que más me gustó)
– bistec tartar ahumado, ternera aliñada, yema cocinada y velo de mostazas con crujiente pan de pimienta
– langostino thai
– pasta casarecce cocinada en agua de calamares, espardeñas, queso Comté y albahaca limonera (otro de mis preferidos)
– lubina rustida con alcachofas, ostras, caldo de espinas a la mantequilla
– ternera “menuda”
– irish icecream con rocas de chocolate, tierra de café y nubes de leche
– begonias de pantera rosa
– bajo un velo de avellanas, vainilla, nata fresca y chocolate blanco con cítricos
Ahora creo que se puede comprender porqué estuvimos 4 horas sentados en esa maravillosa mesa. Y no sólo los platos eran exquisitos, mezclas de sabores sutiles y elegantes, sinó que los emplatados tampoco te dejan indiferente, tanto por su presentación como por los soportes en sí. Habían platos de mármol (hechos por un marmolista andaluz), de hierro, de piedra, de cerámica, con formas que evocaban el plato (los erizos se sirvieron sobre un plato de cerámica blanco con forma de erizo), otros con escaleras donde su ubicaban los postres… Todo pensado cuidadosamente y hecho con el máximo respeto hacia el comensal. Impecable.
Es sin duda un lugar de referencia en la ciudad, para mí ahora mismo el número uno en Barcelona. Una experiencia sensorial y sobretodo gustativa, que uno no puede dejar pasar, sobretodo los barceloneses, ya que me consta que su público es principalmente extranjero. El día 20 de noviembre se sabrá si el Àbac contará con su tercera estrella Michelín, que es cuando se presenta la Guía Michelín 2014. Jordi Cruz y el Àbac es sin duda un firme candidato y se sumaría a la lista de triestrellados: Arzak, Berasategui, Sant Pau, El Celler de Can Roca, Akelarre, Quique Dacosta y Azurmendi. Sería el primer restaurante en Barcelona que contase con tres estrellas. Muchísimas felicidades a Jordi Cruz y a todo su equipo y también muchísima suerte.