Hacía mucho que no escribía en esta sección, pero esta vez no podía resistir dejar un comentario sobre la maravillosa cena que nos preparaon Beto y Sarah en su casa. Cuando quedamos para vernos, nos intercambiamos las típicas preguntas de “¿en tu casa o en la mía?”, pero como parecía que disponíamos de canguro con más facilidad, la cena se hizo en su casa. A la respuesta de qué íbamos a hacer para cenar, me respondieron con un sosegado “hacemos una pasta y no nos liamos”, como si fuera algo de lo más sencillo. Y esa es una de las grandes virtudes de la pasta, se hace rápido, y si vamos un poco más allá de la carbonara, nacen platos muy agradecidos y sorprendentes.
Como si bailaran un vals, se pusieron manos a la obra y de una bella coreografía, surgió esta maravilla. Se llama pesto siciliano, o más bien es el auténtico y original pesto rosso alla trapanese.
En este caso, no debería sorprendernos tanto la receta del pesto siciliano, ya que su orígen se remonta a la antigüedad. Se dice que surge en el puerto de Trapani, en el que los isleños eran conocidos por los marineros genoveses por su pesto tradicional elaborado a base de nueces y ajo (salsa de ajo de Liguria). Más adelante, los marineros adoptan el pesto de Trapani, pero utilizando los productos típicos de su territorio. Las variantes de pesto rojo sicilano son muchas, quedando borroso cuál es la auténtica receta, ya que cada región se ha hecho con la suya. En la antigüedad, este pesto fue preparado con tomates, almendras y ricotta salata.
Ingredientes para 4:
– almendras (aunque nosotros usamos piñones)
– 1 ajo (la receta original emplearía 3)
– albahaca fresca
– tomates secos
– olivada
– ricota salata (nosotros usamos parmesano)
– aceite de oliva
Usar un mortero para triturar 1 ajo, unos 40 piñones y unas 25 hojas de albahaca fresca. Ir añadiento aceite extra virgen poco a poco para hacer el pesto. Por otro lado, triturar los 10 tomates secos en pedazos bien pequeños con el minipimer y juntar al pesto en el mortero. Añadir unas 2 cucharadas de olivada a gusto y rallar parmesano por encima para salar y mezclar. Si se quiere la versión picante, se puede triturar una guindilla roja y agregar a la mezcla.
No puedo acabar este post sin mencionar a Alberto Lluch, que fue quién le esneñó esta receta a nuestros anfitriones. Ni tampoco puedo dejar de comentar que Sarah Florence es una maravillosa profesora de yoga, por si a alguien le interesan unas clases particulares con una bella y amable profesora de origen inglés, la podéis contactar vía Facebook.