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SOLA EN CASA CON EL CUCHILLO CEBOLLERO

Tienen mérito mis cenas, y no precisamente por lo ricas que están, sino por cómo consigo sacar tiempo de debajo de las piedras para prepararlas, y además con bastantes ganas. Me debe gustar mucho comer.

Estoy cada tarde con Simón, y los padres ya sabéis lo que es. Ni un minuto libre, pero ni uno. Quizá el mío es un poco más movidito de la cuenta, no sé. La vorágine empieza desde que salió de mi vientre, pero más concretamente a partir de las 19h de la tarde, que le doy el último paseo del día a Pancha (luego a medianoche sube al pipi-can que le hemos hecho en el terrado de casa), preparo la bañera para Simón, le quito la ropa, la tiro a lavar, recogo todo lo que ha deshecho por la casa, preparo su pijama, hidratante, pañal, toalla… Me meto con él en la bañera y estamos media horita larga y pasamos, tete a tete, el mejor momento del día.

Luego llega Alex y me releva hasta que se acuesta el bebé. Lo saca de la bañera y lo echa sobre nuestra cama y consigue que se tronche de risa haciendo el “monstruo”. Se produce una curiosa mezcla de sonidos guturales y carcajadas monísimas de bebé (no encuentro otro adjetivo). La carcajada es algo maravillosamente contagioso, tanto en adulto como en bebé. Esta es la B.S.O. de todas las noches en nuestra casa.

Me quedo un minuto más, sola en la bañera, escuchándolos de fondo, pero también el sonido del agua a mi alrededor y ese es para mí un minuto largo y preciado. Salgo de la bañera. Me visto, preparo cena para Pancha, para Simón y a las 21h abro la nevera a ver qué hacemos esta noche. Hmmm.

Ayer decidí hacer puré de patatas en la Thermomix, pero como quedaba un poco soso. Le eché mucha pimienta recién molida (que me trajo mi amigo Juanra de Zanzíbar y se me está acabando) y hasta sal con trufa, para ver si mejoraba. Pero no. Así que finalmente me decanté por freir unas tiritas de bacon y las añadí bien tostaditas. Luego sacé unas bonitas alcachofas y las empecé a cortar con los cuchillos de siempre, pero dije “Altooooooo”. Me fui a mi estuche nuevo y saqué el cuchillo cebollero Global, que amenazante me pedía a gritos que lo usara. Hice mis primeras prácticas. Aunque sin Lluís delante para corregir, o sea, que seguro que lo cogí mal, con el índice donde no debiera o cualquier otro mal vicio mundano. Pero me acordé de mi cebollero, también llamado émincer, y eso ya es algo.

Corte las alcachofas a láminas y las salteé. Les añadí limón y estaban riquísimas. También las acompañé de mayonesa. Pero no una mayonesa cualquiera, una mayonesa hecha por mí. El otro día mientras me hacía una limpieza de cutis me contó la esteticien cuál era la fórmula infalible para hacer mayonesa sin que se cortara. La escuché atentamente, y al llegar a casa lo probé y me salió a la primera (y eso que a lo largo de los años lo he probado una docena de veces sin éxito).

MAYONESA INFALIBLE: Se echa un huevo en el recipiente de la minipimer. Se hecha un pellizco de sal. Un chorrito de limón. Y se cubre como 3 dedos desde la base del recipiente de aceite (no se echa el aceite poco a poco como siempre había escuchado). Con aceite de oliva queda más fuerte de sabor y de girasol, más suave. Yo hago mitad de oliva y mitad de girasol. Entonces sólo hay que poner la minipimer encima de la yema, debajo de todo, apoyándose en la base del recipiente y darle al botón de encendido. No mover nada durante 1 minuto aproximadamente. Se va emulsionando (ahora me da miedo utilizar esta palabra) y luego ya puedes subir y bajar la minipimer para mezclarlo bien. Y ya está! Infalible de verdad.

Qué rica la combinación de un rico pan con mayonesa ¿verdad?. Saqué del congelador unos trozos de una baguette con olivas enteras que me chifla del VERITAS y los tosté. Alex, que es celíaco, se tostó pan del suyo. De postre, y delante del ordenador mientras escribía este blog, me acompañó chocolate Lindt con un toque de sal marina y otro con chile. Los dos negros, y riquísimos.