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LE DINER EN BLANC BARCELONA (II)

Le Dîner en Blanc. 13 septiembre 2012, Barcelona. 24 € por persona.

Lisi, Elena, Lydia y Gilberte en Le Diner en Blanc Barcelona
Lisi, Elena, Lydia y Gilbert en Le Diner en Blanc Barcelona

¿Es normal sentirse disfrazado vistiendo de blanco? Crucé el portal de mi casa a las 19h de la tarde vestida de blanco de pies a cabeza sujetando una gran cesta de picnic con una mezcla entre vergüenza, orgullo e ilusión. Por suerte tuve que recorrer escasos metros hasta que me topé con un taxi. Me dirigía a la Plaça del Països Catalans y me citaba con Elena, pero a parte de esta pequeña información, nada sabía. Llegué al destino y ví a una veintena de personas agrupadas vestidas de blanco. Parecían miembros de una secta. Suerte que entre ellas vislumbré a Elena y mis pasos hasta llegar al grupo se cobijaron en la mirada cómplice. Eran las 19:30h en punto, hora en la que nos habían citado religiosamente. Esperábamos la llegada de todos los participantes. Nosotros concretamente a Lydia, quién nos traía las mesas y sillas, y si no llegaba, simplemente no teníamos donde cenar. Nos hizo sufrir, pero finalmente llegó con un cargamento inigualable y estuvimos más que agradecidos: sillas de madera despintadas al más puro estilo provenzal (un oasis entre tanto plástico), una sencilla mesa que nadie pudiera imaginar cómo terminaría y un sinfín de decoración vegetal que haría de nuestro ágape una pequeño paraíso (paradeisos, palabra griega que alude al Jardín del Edén).

Seguíamos sin saber el destino de la cena, hasta que los líderes de mesa decidieron emprender el camino. Íbamos a pie. Hay 17 distritos en Barcelona, y casualmente, el lugar dónde nos dirigíamos, estaba a dos manzanas de donde quedamos. Gran suerte. Mientras bajábamos Numancia hacia Plaza España, empezamos a ver un grupo más extenso de personas vestidas de blanco en el Parce de l’Escorxador, o el parque Joan Miró, llamado así por escultura de autor homónino Dona i Ocell. Al principio nos decepcionó el enclave por su falta de originalidad, pero luego resultó ser un lugar amplio y cómodo que cobró un poco más de magia tras anochecer y envolvernos las luces que iluminaban la Plaza de las Arenas, la imponente escultura de Miró, algunos edifcios altos de oficinas y hoteles y sobretodo las pequeñas ventanas iluminadas de los vecinos curiosos.

Nuestra mesa
Nuestra mesa

Preparamos la mesa entre risas y cachondeo colocando todo lo que Lydia fue capaz de traer: granadas, piñas, caballito de goma, flores blancas, hojas de morera, laurel, limones… la mesa quedó como un auténtico cuadro de Bruegel, una verdadera obra de arte. Y para acabar de ir de acorde con el estilo bacanalesco, decoramos las sillas con hojas y nos pusimos coronas de flores y hojas en la cabeza. Encendimos media docena de velas y sacamos los platos, la comida, las copas… y preparamos el postre sobre una caja de madera con base de hojas de morera e higos recién recolectados. Todo precioso. Nuestra mesa, a pesar de que todas eran largas a la italiana, era de 6: Mireia, Lydia, Gilbert, Raúl, Elena y yo. Entre todos, aportamos color a la noche blanca con risas y anécdotas y también con comida deliciosa: foie con tostadas, quesos varios, arroz basmati con tacos de pollo con miel y soja, ensalada de lentejas, jamón de jabugo, croquetas varias, mini albóndigas… y todo regado con vino sirah delicioso australiano aportación de Gilbert y Raúl. Cuando finalmente nos sentamos, hubo un brindis inaugural y se abrió la noche la maravillosa canción del dúo de inigualable portento de voces de Monsterrat Caballé junto con Freddy Mercury. Sonó Barcelona y los ojos de los componentes de nuestra mesa se humedecieron. Y es que estas voces juntas para cantar una canción sobre nuestra ciudad ponen la piel de gallina. Para mí fue el momento más emotivo. Un sentimiento de nostalgia hacia las Olimpiadas del 92 se barajaba con el orgullo que siento hacia mi propia ciudad, abierta a iniciativas como Le Diner en Blanc en este caso. A partir de este momento, risas, críticas y disfrute. No pararon de venir cámaras a nuestra mesa a entrevistarnos (concretamente a Lydia, que hablaba con desparpajo y sin ningún tipo de reparo frente a las cámaras) y los flashes no cesaron. Sin duda un momento único que ha contado con una difusión dudosa, pero lo cortés no quita lo valiente. Fue una noche mágica, divertida y amenizada luego por un buen DJ. Hubo un photocall, y nosotros asistimos en manada representando nuestra mesa. Coronas en la cabeza, cestos de picnic bajo el brazo, y velas encendidas sobre candelabros de plata. En el momento de los flashes la gente aplaudió y oheó (palabra que he traducido literalmente de ohed, que viene de la expresión de aclamación “Oh” y los yankees y su practicidad han convertido en verbo) . La verdad sea dicha, nadie fue tan orginal. La gente iba de punta en blanco, pero nada más allá. Es el segundo photocall de mi vida y lo único que puedo decir es que se te congela la cara y se te pone expresión de ardilla disecada (las fotos son dignas de ver, a ver si las encuentro en algún medio). Pasé mucha vergüenza, pero fue divertido.

Al evento asistieron unas 400 personas, convocatoria muy por debajo de lo previsto y lo cuál se achaca a una mala organización. Pero Diner en Blanc Barcelona estuvo bien, algo fuera de lo común y una oportunidad para participar en una iniciativa nueva y conocer a gente interesante. Y como dice Gilbert en su blog Music and Lyrics, “Ayer fuimos gente que se encuentra y se reúne, gente a la que le gusta vestirse para una ocasión especial de un modo especial, gente a la que le gusta la magia, esa magia que consiste en salir de la nada, ocupar un espacio previamente pactado, divertirse con el placer que da el compartir, aunque sea una mirada.

Como decía Céline, el personaje que interpretaba Julie Delpy en Before Sunrise: ” I believe if there’s any kind of God it wouldn’t be in any of us, not you or me but just this little space in between. If there’s any kind of magic in this world it must be in the attempt of understanding someone sharing something. I know, it’s almost impossible to succeed but who cares really? The answer must be in the attempt.”

Esa es la magia, y esa es la verdadera respuesta. La respuesta debe estar en el intento”.

"Barcelona" por Montserrat Caballé y Freddy Mercury
"Barcelona" por Montserrat Caballé y Freddy Mercury