La Royale. Plaça del Camp, 5 08022 Barcelona T 93 254 73 93. www.laroyale.es
El otro día quedé con mi amiga Teresa para comer y fuimos a La Royale, que hacía tiempo que quería ir porqué había oído que hacían unas hamburguesas buenísimas. También me lo había recomendado Xavi, y como siempre coincidimos, pues fui ilusionada. No sé si fue por culpa de mis expectativas o porque sencillamente no está a la altura, pero no voy a volver. La verdad es que poco puedo decir de las hamburguesas, ya que me pasé el rato molesta por bastantes otros detalles, pero admitiré que lo que es la carne en sí, estaba muy buena. Y cocinada en su punto. Me pedí una hamburguesa de carne de wagyu procedente de Japón, pero lo pedí muy rápido porqué al llegar y pedirle al camarero muy amablemente que me recomendara los platos estrella, el camarero me dijo “estoy con prisa”. ¿Perdón?. Como os podréis imaginar, una persona curiosa que pensaba escribir un buen post sobre ellos, ya no lo va a hacer. Luego pedí una Coca-Cola y me la trajeron con una rodaja de plátano y otra de fresa dentro y cuando le miré y le pregunté que a qué se debía este detalle, sólo se le ocurrió contestarme “esto está muy de moda en el downtown de Nueva York”. Y claro, si está de moda en el downtown de NY…
De primero nos dijo el maitre que no nos podíamos perder los nachos, así que los pedimos ilusionadas, y nos llevamos una gran decepción. Un plato poco elaborado de guacamole, cebolla cortada gorda, maiz. ¡Maiz no por Dios! Eso es para los que les gusta la pizza con piña. El maiz no está malo, pero si le incorporas un punto dulce al guacamole, contrástalo con uno picante, hubiera sido mucho más interesante. Bueno. Luego nos trajeron la hamburguesa, tenía muy buena pinta, la abrí y me encontré el bacon, bueno, la grasa del bacon. La tuve que retirar porque yo eso no me lo como. Pedí mostaza inmediatamente, porqué a mí me gusta mucho, y no me la traían y no hay nada peor que estar con el plato servido y no poder empezar porque te falta algo. Esperé y esperé y tras pedirla dos veces me la dejaron en una esquina de la mesa sin ni siquiera decir “aquí está” o un “perdón por habérseme olvidado”. Y no sólo eso, sinó que pregunté si era su filosofía no traer ni mostaza, ni ketchup, ni sal ni pimienta ni nada a la mesa y me dijeron que “todo está al punto” y no hay nada que añadir. Bueno, también me dijeron que la carne era tan buena que no se debería “matar” con ningún aderezo. En fin, igual me estoy pasando, pero ya lo he advertido al principio, varios detalles no me gustaron e hicieron que no disfrutara de su plato estrella, las hamburguesas. Me gustaría saber qué opina el resto, porqué a veces las buenas intenciones no son suficientes. Tendré que ir otro día a tomarme un gin & tonic con la hamburguesa tal y como ellos recomiendan. Como está de moda en NY, es super cool. Quizá con la ayuda del una copa de alcohol servida en vaso balón, me pasarían inadvertidos estos detalles.