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“CERRAMOS EL BULLI PARA ABRIR EL BULLI”

Ferrán Adrià en el Bullilab
Ferrán Adrià en el Bullilab

Bullilab. C/Méxic 17. Barcelona. elbullifoundation.com

Gracias a Yanet Acosta de The Foodie Studies pude conocer a Gabriel Bartra, director de contenido del Bullilab quién nos invitó a hacer una inusual visita guiada al hervidero, ubicado cerca de la Plaza España en una antigua nave donde se fabricaban stands para la Fira de Barcelona.

Ferrán Adrià comiéndose a Sapiens
Ferrán Adrià comiéndose a Sapiens

Entramos por una rampa de parking y nos encontramos frente un misteriosa puerta sin rotulación. Todo muy aséptico. A su lado, un enorme cartel en el que aparece una clasificaciónen forma de esquema con miles de subcategorías del reino vegetal. Acerco la vista y leo curiosa “albedo, pulpa regular, lóculo, placenta…”. Es un preludio que nos ayuda a comprender la dimensión del trabajo minucioso y detallado que se está cociendo en el Bulilab.

Nos abre la puerta Gabriel y siento la sangre recorrer mis venas: estamos a punto de entrar en el archivo de Ferrán Adrià, de penetrar en su rico universo. Entramos y esta emoción que me invade llega a su punto álgido cuando pasa frente a nosotros, nos saluda dándonos una cordial bienvenida y atisbo en sus ojos curiosidad pero el ajetreo mental y sus quéhaceres le hacen seguir caminando.

Herramientas y menaje utilizado en el paleolítico para comer
Herramientas y menaje utilizado en el paleolítico para comer

Gabriel nos explica que el proyecto nace de la necesidad de clasificar de alguna manera las 1846 elaboraciones que se generaron en el mítico taller del ya cerrado Bulli. Nos cuenta que hasta ahora no exisitía criterio común para presentar los platos en los libros de cocina y que Bullilab nace de la necesidad de innovar y de ser creativos y rigurosos en este ámbito.

Bullilab crea una ciencia, que ellos mismos han denominado Sapiens, que no sólo tiene el propósito de organizar los productos, herramientas y técnicas de cocción sinó que va mucho más allá, abarcando todas las áreas de comprensión de un restaurante (siempre poniendo como ejemplo un restaurante gastronómico de Occidente contemporáneo). Con este extenso estudio, quieren sacar sus propias conclusiones y poderlas compartir democráticamente con el resto del mundo.

Una de las carpetas de la investigación del Bullilab
Una de las carpetas de la investigación del Bullilab

En este equipo formado por unas 70 personas encontramos profesiones varias como historiadores del arte, antropólogos, científicos, chefs… que trabajan investigando en silencio en sus mesas bajo las directrices de Ferrán Adrià, con quién nos volvemos a cruzar y nos pregunta cortesmente: “¿Alguna de vosotras estáis especializadas?”.

Su mente parece no parar, y su mirada está entre concentrada e ida, como la de un genio (reconozco la mirada de Salvador Dalí). Le contesto lo qué hago y me doy cuenta de que soy tremendamente aburrida para él. ¿Cómo podríamos hacer que saltaran chispas de sus ojos? Quizá si mi respuesta hubiera sido “Soy ingeniera aeronáutica especializada en la investigación de los antojos de los chimpancés justo después del coito mientras van por la nave en el espacio”. O algo estrambóticamente similar. Probablemente ahora mismo tendría un puesto de trabajo en el Bullilab.

El Bullilab visto a través de los ojos del emblemático Bulli
El Bullilab visto a través de los ojos del emblemático Bulli

En el Bullilab no hay cocina, pero sí se cocinan millones de palabras. Está todo copado de carpetas, de apuntes, de post-its, de señales, de recortes, de esquemas, de fotos, de instrumentos del paleolítico, de ilustraciones, de esculturas, de libros, de cuadros, de ilustraciones… Estuve por lo menos una hora dando vueltas y viendo como se amontonaban apuntes y carpetas por los suelos, una forma muy lógica y visual de poder almacenar más información y no ponerle límites. ¡Ni habiendo estado ahí, puedo imaginar lo que puede salir de todo esto!

Es un proyecto que sólo se le ocurre a las mentes privilegiadas y que seguro será una herramienta fundamental para gastrónomos inquietos de talla. La labor de Ferrán y su equipo es un regalo enorme para el mundo de la gastronomía. El Bulli cerró hace 4 años, pero nunca dejó de estar vivo, aunque a los ojos del resto lo parezca. Esto está más vivo que nunca, en plena ebullición y aunque el trabajo de investigación sea silencioso y discreto, estamos ante una disrutptiva revolución. Y todo gracias a El Bulli y a esas 1846 creaciones, precisamente el número que le pone título a la continuidad del Bullilab en Montjoi. El Bulli 1846 se inaugurará como tal a partir de julio del 2017.

Al salir, releo el cartel de neón que encontré al entrar y que ahora doy otra lectura: “CERRAMOS EL BULLI PARA ABRIR EL BULLI”. Qué gran claim para este proyecto. No sé quién ha sido el creativo que ha llegado a esta conclusión, pero la ha clavado.

Ante todo este proyecto, me quito el sombrero, y si es necesario, algo más.

Cerramos el Bulli para abrir el Bulli
Cerramos el Bulli para abrir el Bulli