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CA L’ENRIC, VALL DE BIANYA, GIRONA

 

Hermanos Juncà

Restaurante Ca l’Enric. Carretera de Camprodón s/n. Nacional 260 km 91. La Vall de Bianya, Gerona. Teléfono: 972 29 00 15. Menú degustación 75 €. Menú de caza 90 €. Menú de trufa 110 €.

La masía familiar
La masía familiar

Fuimos a pasar el fin de semana a La Garrotxa y no podíamos perdernos una visita en el restaurante familiar, que nada tiene de familiar, Ca l’Enric, que cuenta con una merecida estrella Michelín. Hacía años que quería ir, y me sorpendió muchísimo encontrar en esta pequeña población un restaurante de semejante categoría.

Desde los años 60, en esta misma masía donde se ubica Ca L’Enric, se bailaban sardanas, se cortaba el pelo o se podían comprar espardenyes, además de dar de comer, claro. Hoy el restaurante lo llevan los 3 hermanos Juncà, que son cuarta generación. Joan está al cargo de la sala, mientras que sus hermanos Isabel y el joven Jordi, están en la cocina. Entramos al restaurante, que es una típica masía de pueblo, y nos llevan a un salón con chimenea y nos dan la bienvenida con una copa de cava y unos aperitivos. El abuelo mataba 2 cerdos por semana y la 4ta generación quiere seguir con esa tradición y nos trae trae de aperitivo corteza de cerdo, fuet y butifarra todo con sus mini-cuadrados de pan con tomate, y en honor a su abuela, un potito de atún.

La antesala
La antesala
El aperitivo a base de cerdo
El aperitivo a base de cerdo
La moderna bodega tradicional
La moderna bodega tradicional

También nos trajeron una exquisita crema de calabaza en copa de Martini que empezaba a adivinar su amor a los productos de la tierra. Pasamos a Bodega acompańados amablemente por Joan Juncà  y mezclaba armoniosamente la tradición (era antiguo aljibe y la mesa está hecha con madera de hace más de 200 años) con la modernidad, que la da el hierro y la magistral iluminación vertical, todo obra de un diseñador autóctono del que la família Juncà se siente muy orgullosa. Fué en ese momento, mientras estábamos en la intimidad de la bodega con Joan, cuando presenciamos la ilusión por seguir con orgullo este negocio familiar, y su amor por la alta cocina de territorio. Es un espacio donde la modernidad y la tradición se mezclan armoniosamente. Son platos de toda la vida, pero reinventados. Es la masía de toda la vida, pero rediseñada. La cocina, la bodega, la antesala, la cubertería, los platos… todo apunta hacia la modernidad más actual.
Pasamos a sala a tomar el menú degustación. La decoración no sorprende, y el servicio menos. Me pareció que la mayoría de los camareros estaban de prácticas y no supieron ni presentar los platos como se merecían. Lo que sí sorpendió fue la comida.

El menú constaba de lo siguiente: yougurt de setas (realmente exquisito), berberechos en escabeche (en lata), canapé de anchoa con Ricota, bola de foie con chocolate, café y trufa, huevo poche con trufa (excepcional), cocochas de bacalao al pil-pil, trompetes de la mort, angula, montgetes de Sant Pau (excelentes), arroz con cigala y tapenade, rabo de buey a la Perigordie (en un penne) y de postre, una curiosidad: una interpretación de las 3 leches (de oveja con lana, de vaca con café y de cabra con tortell). Y para acabar, un postre rocambolesco que no dejó de sacar humo: un coulant de chocolate a la brasa con helado de fresa.

Bola de foie con chocolate, café y trufa
Foie con chocolate, café y trufa
Rabo de toro a la Perigordie
Rabo de toro a la Perigordie
El postre de las tres leches
El postre de las tres leches

Los Juncà son gente amable, humilde, enamorada de su tierra y de satisfacer, como lo ha hecho su família durante generaciones, a los más exigentes comensales. Y no defraudan.