Esta mañana me he quedado en shock a leer el titular. Ayer murió repentinamente el gran chef Santi Santamaría (53 años) en Singapur en su restaurante Santi, regentado por su hija. Había ido de viaje a inagurar un Casino y a conocer a su recién nacido nieto, cuando cayó bruscamente al suelo sin motivo aparente. Trataron de reanimarlo pero de nada sirvió. A pesar de toda la polémica de los últimos años, deberíamos recordar a este gran artesano de la gastronomía por la gran aportación culinaria a nuestro país. Ha sido una gran pérdida, ya que no sólo era un gran cocinero, sinó un hombre valiente que, estemos de acuerdo o no, decía lo que pensaba. El mundo de la gastronomía está consternado por la pérdida de este gran chef, el primero en recibir su tercera Estrella Michelín por su restaurante Can Fabes. Y algunos, como Adrià, lamentan no haberse reconciliado con él antes de su muerte. Aprovecho este pequeño post para animar a los que están en desacuerdo con algún ser querido a que levanten el teléfono y que traten de acercarse a ellos. Bastan pocos minutos y por supuesto muy buena predisposición para desenquistar viejas conductas y solucionar desavenencias. Y aunque inicalmente el mensaje sea unilateral, si hay amor, el receptor tendrá tiempo para recapacitar y asumir la reconciliación y actuar en consecuencia.