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LES COLS, OLOT

 

Entrada al hotel

Les Cols: carretera de la Canya, s/n, 17800 Olot, Girona.  Teléfono: 972 26 92 09.

Hace unas semanas disfrutamos de un inovidable regalo lo de boda de Isa y Marc y nos fuimos a pasar una noche en el corazón de La Garrotxa. Llegamos al austero y ultra moderno hotel Les Cols. Al hotel se accede por un campo de coles, que le dan su nombre, y se entra por una recepción semiabierta en la que sólo hay una mesa de hierro, una recepcionista y un suelo de piedras volcánicas. Entrando por esta especie de pajar con paredes rebozadas, jamás te imaginarías lo que viene después. De ahí te conducen hasta tu “habitación”, que es lo que ellos denominan pabellones. El diseño es espectacular, como si te mezclaras en una naturaleza irreal y férrea, pero en la cual te sientes sorprendentemente cómodo. El concepto del hotel es que tu estancia se convierta en un vívac. No hay ningún tipo de exceso, no hay ornamentación, nada es supérfluo, la idea es estar tú sólo con la naturaleza y contigo mismo.

Camino a tu pabellón
Camino a tu pabellón
El placer de los sentidos en la ducha y bañera
El placer de los sentidos en la ducha y bañera

En tu pabellón no encontrarás nada más que un colchón en el suelo y te roderá cristal y suelo volcánico. La luz no iluminará, sólo te dejará ver en la penumbra. En el wc no hay grifería. Encontrarás una pica y una bañera en la que el agua transcurre ininterrumpidamente. Oyes el sonido del agua contínuamente y puedes ver las estrellas por la noche, porque los pabellones están hechos íntegramente de cristal, por encima y por debajo tuyo. Parece Kriptonita, donde nació Superman. La espectacular obra es del estudio de arquitectura RCR.

La mesa principal de restaurante
La mesa principal de restaurante

Por la noche, fuimos al restaurante homónimo que regenta Fina Puigdevall, que cuenta con 2 estrellas Michelín. El lugar no nos decepcionó en absoluto. Tomamos un menú degustación que fue un homenaje a su tierra. Una cocina estacional sobria pero a la vez intimista, austera, humilde e intuitiva, reflejo del esplendor de la naturaleza de la zona (longaniza artesanal de Olot, crosta de fajol, calçots en tempura de carbón, cebolla del volcán Croscat, fesols de Santa Pau, espalda de cordero…).
Nos acompañó también un carrito ambulante con una tabla de panes y quesos variados de la zona y una selección de aceites. El restaurante, que cuenta con innumerables premios de diseño y arquitectura, se encuentra en los bajos de la masía familiar y cuenta con 4 salones privados, una gran mesa en un salón dorado -como se comía antiguamente en las masías- y una zona compartida con otros comensales, donde nos sentamos nosotros, que tiene un enorme ventanal con vistas al huerto (por donde ves corretear las gallinas durante el día). La palabra que más caracteriza para mí esta experiencia es el contraste entre una arquitectura espectacularmente moderna con la humildad conceptual de su cocina. Aunque en ambos encuentro un denominador común: la austeridad y la transparencia. Suena música eclesiástica de fondo, muy relajante y apenas audible y junto con la iluminación, que es muy ténue, hacen de Les Cols una experiencia totalemente exquista, relajante y totalmente conectada a tus sentidos. Pocas veces había desconectado tanto en apenas 24 horas que duró nuestra escapada.

Desayuno en la cama
Desayuno en la cama

Al día siguiente, para desayunar, unas bandejas con zumo natural de naranja, yogures de La Fageda, café, té, pan de coca, mermeladas de tomate, cabello de ángel, zanahoria y naranja y tostadas de pan de Ca la Nàsia, longaniza de Can Japot y queso de cabra Mas Farró. Y cuando nos fuimos del hotel, nos dieron una bolsa de picnic con una botellita de vino, queso, embutidos, pan, ensalada, agua y fruta y unos tarjetones con unas bellas ilustraciones hechas con acuarelas sugiriéndonos rutas por La Garrotxa. Nosotros tuvimos una experiencia mágica en el bosque de La Fageda de’n Jordà y tomamos el picnic en el suelo divisando el Volcà Croscat. Una escapada exquisita para los sentidos y altamente recomendable para los que quieran tener una experiencia única y tal vez mística, como la tuve yo.