Restaurantes de Barcelona, Restaurants

MÓN VÍNIC

Entrada al Mon vínic
Entrada al Mon vínic

Restaurante y wine bar Món Vínic: Diputación 249, 08007 Barcelona. Teléfono: 93 272 61 87. Precio medio: 70 euros.

Este centro gastronómico creado por Sergi Ferrer-Salat está abierto hace tan solo dos años en nuestra ciudad, y está considerado entre los 5 mejores “wine bars” del mundo (junto con el Terroirs en Londres, L’avant Comptoir en París, Ash St. Cellar en Sydeny y Oeno Wine Bar en Dubai). Món Vínic se encabeza en los puestos pioneros divulgativos de la cultura vinícola internacional. Su selección de vinos consta de más de 3.500 ejemplares de alrededor del mundo, y su carta, digital, se deja en la mesa para que el comensal pueda investigar, aprender, curiosear y escoger el vino que desee. El menú digital está dividido por diferentes categorías: la zona de procedencia, el tipo de uva, el precio, la añada… y también va acompañado de una breve descripción de la cata, una imagen de la botella y otros documentos gráficos. Se puede pedir copas o medias copas. El sistema es realmente innovador, aunque también te puedes dejar recomendar por los apasionados sommeliers que trabajan en el Mónvínic. En total hay 7 sommeliers, que son también los camareros, y cada uno de ellos está especializado en diferentes áreas. El nuestro, un muy amable cordobés que hasta habla catalán, estaba especializado en los vinos de Australia y Nueva Zelanda, y aunque nunca ha estado ahí, conoce a la perfección todas las elaboraciones de la zona y las comparte con el resto de los sommeliers para que todos estén al corriente de las últimas novedades. Se nota que disfrutan muchísmo de lo que hacen, además de sentir orgullo y satisfacción de trabajar en un sitio como este, que les brinda la oportunidad de desarrollarse profesionalmente con vehemencia. Nosotros nos dejamos recomendar y nos trajeron: Quartz Reef (de Nueva Zelanda), Domaine de l’Arlot (Bourgogne), la Motte (Suráfrica), Margaret River (Australia) y Chateaux les Justices (Bordeaux). Todas estas catas te las entregan por escrito al final junto con el menú que has pedido.

Nuestro sommelier mostrándonos a usar la carta digital
Nuestro sommelier mostrándonos a usar la carta digital

No había visto ninguna imagen del Mónvínic, así que al llegar quedé impresionada por su interiorismo. El espacio ha sido diseñado por Alfons Tost y fue finalista en los premios FAD en la categoría de interiorismo. Al entrar, parece un aeropuerto futurista, y no por desemerecer, pero no te da la sensación de estar en Barcelona y menos en el 2010. El espacio se anticipa a su tiempo. En el mismo local de 500 metros cuadrados, coexiste el wine bar, el restaurante, las aulas de conferencias, la bodega, el jardín… y todo queda unido a la vez que separado. Incluso las mesas están unidas a la vez que separadas. Nos sentamos en una mesa larga compartida con otros grupos de comensales a cada lado, pero en ningún momento nos dío la sensación de pérdida de intimidad, al contrario, se hizo acogedor. Algo muy favorable es la buena acústica e iluminación, que sin duda ayudan a olvidar que estás en una gran mesa compartida. Los platos, vasos, cubiertos y copas son de calidad suprema, y suman a que la experiencia sea aún más excelente.

Nuestros compañeros de mesa
Nuestros compañeros de mesa
Chef Sergi de Meià
Chef Sergi de Meià

El chef Sergi de Meià, con 33 años, se acercó discretamente a nuestra mesa para asegurarse de que todo iba bien. Se mostró sereno y profesional y nos explicó lo importante que era para él trabajar con productos frescos de alta calidad. Según él, los verdaderos protagonistas de su cocina, eran los payeses que le proporcionaban sus productos, quien dijo que no sólo eran proveedores, sinó amigos. Con esto está todo dicho, esto es amor por lo que haces. Además deja constancia de ello proyectando unos maravillosos retratos en blanco y negro de estos personajes en la pared. El afilador de quesos, el que trae el pescado, el que le proporciona el foie, los huevos… Su filosofía es trabajar un producto fresco, de la temporada y comprado directamente al payés para garantizar así la calidad y el contacto con quien trabaja la tierra. El 98% del producto utilizado en Mónvínic es de la tierra y se encuentra a menos de 1,5 h del restaurante (exceptuando algún producto de fuera, como la trufa de Piamonte o el Jamón Joselito).
Sergi de Meià ha recorrido algunos de los mejores restaurantes de Cataluña, entre ellos l’Excellence (Andorra) del que fué chef, más tarde el Reno y ahora el centro gastro y vinicultural, Mónvínic. Sergi está ahí porque ha luchado y aunque no lleva medallas en su bata, sí las lleva en su mirada, que es como su cocina, transparente, amable y humilde.

Los retratos de los proveedores
Los retratos de los proveedores
Comimos de maravilla. Para empezar, una crema de coliflor con gamba. Y sin saber cómo de generosos eran los platos, nos partimos unas patatas y huevos a la riojana (puré de patata con chorizo picante y yemas rebozadas en tempura) y unos huevos con base de puré de patatas con ralladura de trufa blanca y salsa de carne. Espectacular. De segundo, Alex un cabrito con mongetes de Ganxet y yo una dorada salvaje con verduras y algas. Espectacular. Aunque las raciones son exageradas (a pesar de que el chef cree que es mejor así, los “amigos” de nuestro lado también lo comentaron). Cada plato era una homenaje al producto, sin mucho adorno, dejando ver la mano del chef discretamente en cada plato. De postre, un plato quesos (sin el maravilloso Comté del 2005 del Drolma) acompañado de vino francés Sauternes.
Huevos con trufa blanca
Huevos con trufa blanca
Cabrito con judías de Ganxet
Cabrito con judías de Ganxet
Dorada salvaje con verduras y algas
Dorada salvaje con verduras y algas

Mónvínic es un centro gastronómico en toda regla, porque es muchas cosas a la vez: por un lado, un centro divulgador de la cultura del vino; por el otro, un centro de documentación, un bar de vinos, un espacio gastronómico, una bodega, un aula para catas, presentaciones y conferencias y un pequeño jardín urbano. Una maravilla, vamos.