Restaurantes de Barcelona, Restaurants

LA PEPITA, TAPAS CLÁSICAS REINVENTADAS

La Pepita. Corcega 343. Tel. 93 238 48 93. Domingo cerrado. www.lapepitabcn.com

Es uno de los sitios que frecuento y no sé porqué, desgraciadamente aún no había hecho un post sobre él. Y no porque no me guste, todo lo contrario, quizá porque cuando voy, siempre estoy disfrutando tanto que no quiero perder mucho tiempo en tomar notas ni sacar fotografías. Pero ya no puede pasar más tiempo sin que lo recomiende. Buscando en internet, me he topado con este vídeo producido por Plate Selector, cuyo leit motiv es una cita de la actriz Alba Yañez con una amiga para comer en La Pepita, y mediante el cual, se presenta el restaurante de la mejor manera (a partir del 00:57). Aparecen los dos propietarios, Sofía Boixet (en la sala) y Sergio Andreu (en la cocina) hablando de cómo han intentando mantener las tapas de toda la vida (ensaladilla rusa, croquetas, bravas…) pero a la vez reinventándolas. Se buscan fundamentalmente dos propósitos: el de conservar las recetas clásicas de tapas de siempre, y a la vez, aportar combinaciones únicas a estos platos para poder sorprender al comensal. “Porvocar en boca” es lo que pretende el chef Sergio Andreu, que no se conforma sin aportar su toque y su chispa a los platos tradicionales.

Parece ser que el nombre de La Pepita viene por cómo se llaman sus abuelas, pero a la vez porque han hecho una reinterpretación del clásico “pepito” de ternera, que lo han dignificado enplatándolo. De hecho las pepitas son uno de sus platos básicos, pequeños bocados de creatividad que no te dejarán indiferente. Aunque debo reconocer que la última vez que fui a cenar con mi amigo Lázaro y mi amiga Inés de Buenos Aires y que me emociona ver aunque sea de cuando en cuando, comí todo menos pepitas, y estaba todo DELICIOSO. La suerte que tuvimos es que éramos 7 personas cenando, y nos pusimos en manos de Sofía para hacer un menú degustación en el que pudimos probar un poco de todo y disfrutamos todos muchísimo. No podían faltar, las famosas anchoas con dulce de leche, que sé que a priori no son muy apetentes, pero no hay que atreverse. Lo más curioso, es que esa misma noche, presenciamos como en la mesa vecina, que habían 4 extranjeros, uno le pedía la mano a su novia y cómo estuvieron llorando practicamente todos toda la noche de emoción. Nosotros tuvimos que hacer esfuerzos sobrehumanos para no estar girados mirándolos toda la noche, ¡porque no era para menos! Pero lo que me hace más gracia, es que casualmente en el vídeo ¡Sofía menciona lo de la pedida!

Todas la veces que he ido a La Pepita han reinado las buenas vibraciones en el local. Como dice Sofía, el cliente es su mejor prescriptor en cuanto a las recomendaciones. Puede estar lleno, pero no se pierden en las prisas ni los sabores ni las formas. Se nota que ahí, a parte de trabajar duro, disfrutan con lo que hacen. Se nota que están ilusionados, que hay respuesta y lealtad en la clientela, y esa buena energía se transmite y crea reciprocidad, un círculo vicioso que se alimenta por ambas partes. Es mejor reservar, pero si improvisas y te hacen esperar, no importa, ya que su larga barra da pie para tomarte con calma una caña bien tirada y hasta puedes dejar tu impronta con un rotulador en las baldosas blancas de la entrada. Los gin tonics también son uno de sus fuertes. La decoración es sencilla, de toda la vida, como cualquier bistro de Nueva York o París, pero con un toque, como su misma cocina. Tiene una luz maravillosa para las comidas que entra por los ventanales del local esquinero . Desde aquí, les deseo toda la suerte que se merecen las tapas de toda la vida “de autor”.