Muchos sentimientos encontrados. Muchísima ilusión por esta nueva aventura, pero también mucho agradecimiento por la vida que tengo, consciencia que me hace sentir más vértigo, sobretodo al acarrear una familia entera (niños y perra) en este viaje transformador.
Mi marido y yo oímos hablar del Green School Bali hace un año y los ojos se nos humedecieron al conocer el proyecto: la escuela más pionera en cuanto a educación sostenible. Nos emocionamos al ver a los niños correr descalzos en el patio, al ver que la escuela no tenía paredes (tanto física como metafóricamente), al conocer su programa de conservación de especies en extinción, al saber que aprendían matemáticas plantando semillas de arroz o hacían las clases de ciencia en el río. Navegamos por su web, vimos las TED talks. seguimos su Instagram, nos suscribimos a su newsletter… y supimos que les daríamos a nuestros hijos (8 y 4) el regalo de atender unos años a un lugar tan alineado con nuestra filosofía.
¿Será nuestra vida mejor allí? ¿Estaremos igual de bien? Al aventurero eso no le importa. Para él será diferente, nuevo, y eso ya es suficientemente enriquecedor. Al aventurero le gusta salir de su zona de comfort, le gusta ponersea prueba, superarse. Y por suerte ese es el único espíritu posible para que el reto suponga un avance y venza al miedo incontrolable. Al aventurero los nuevos paisajes, nueva gastronomía, nueva gente… nuevo todo le da respeto, pero le da vida.
Fundada por John Hardy en el 2008 impulsado por el inspirador documental de Al Gore Una verdad incómoda, el colegio se construyó en medio de la jungla al sur de Ubud. Se empezó por la construcción de un puente de 22 metros para que los locales pudieran disfrutar de los beneficios que les ofrece la jungla. Está claro que el colegio tiene una educación única, pero el entorno sobrecogedor suma y la hace aún más inspiradora aún. El colegio, llamado también “la catedral de bambú” está hecho con el material más sostenible existente (2 meses después de ser cortado recupera su altura) que es flexible y resistente a la vez.
El colegio cuenta con una enorme turbina hidráulica y funciona con la energía solar. Hay muchísimas cosas más interesantes sobre el colegio que os iré contando a medida que me vaya adentrando (las clases empiezan el 10 de Agosto).
Cuando nos enamoramos del colegio y decidimos ir empezamos los trámites de matriculación esperando una larga lista de espera, pero nos aceptaron en diciembre, y desde entonces no hemos hecho más q investigar, ilusionarnos y la vez ir cerrando nuestra vida aquí (traspasar nuestra agencia de publicidad, buscar inquilinos para nuestra casa de Barcelona, deshacer nuestra casa de Cadaqués, hacer visados, papeleos varios para que nuestra perrita Pancha pueda viajar con nosotros, preparar a los niños, buscar hogar en Bali… Pero lo más bonito ha sido descubrir que la escuela no va a ser sólo para los niños, sinó también para nosotros. La Kul Kul Farm es una escuela adjunta al colegio en la que los padres pueden aprender sobre construcción sostenible, hacer aceite de coco, permacultura, cultivo… y muchísimas otras cosas que nos llevaran a la vida slow que estamos buscando.
La isla de los Dioses es una isla espiritual, donde las celebraciones son vistosas, donde el yoga es un estilo de vida, donde la ayurveda es una medicina, donde se practica la confianza y la bondad hacia los “bules” (expats), donde la artesanía es su modo de hacer las cosas, donde la comida es sana y deliciosa… La cultura indonesa es rica y apetecible, y las 17.000 islas que la conforman lo hacen el paraíso para el viejero.
Mañana viajo con mi hijo Simón y mi perra Pancha de Barcelona a Jakarta, donde estaremos 3 días para acompañarla en la cuarentena y despedirla en su viaje en coche de Java a Bali (la única forma autorizada para que entre a la isla).
Y El día 4 de julio nos encontramos con Alex y León en Bali, donde nos hospedaremos el primer mes en el resort Villa Bajabula, Seseh, dispuestos a empezar una nueva aventura con nuestros 35 kilos de vida en una maleta y buscar desde ahí nuestro hogar permanente para el resto del año.
Este blog no dejará la gastronomía, pero como su nuevo claim indica, In the Mood for Food and for everything else that’s cooking, hablaré también de educación, de yoga, de comida, de viajes… y de muchas otras cosas que espero descubrir acompañado de bonitas fotografías que tratarán de plasmar lo más fielmente la belleza de lo cotidiano que me rodea. También entrevistaré a gente interesante de la que podemos aprender o inspirarnos (puede que en inglés). Y quizá hasta puede que me lance con los vídeos. Ya se verá.
Mantendré los ojos y el corazón abiertos, dejaré que las cosas fluyan tratando de aprovechar cada oportunidad para aprender y crecer como persona (y como familia) en este sueño de vida disruptiva que me espera y que tanto anhelo. Ahora, después de 6 meses de trámites aquí y allá, de sentirme en tierra de nadie, me toca al fin volar.